Sin trasfondo histórico o veracidad de hechos, la comunicación no es nada.

Los 20 años de la concertación, fueron el pacto que una seudo-izquierda realizó  con los responsables de la implementación de un modelo neoliberal en Chile, que según Naomi Klein en su “Doctrina del Shock”, fue un prototipo para implementar en todo el mundo. La metamorfosis que debieron desarrollar ambos bandos para encajar en esta política, es una verdadera distorsión a sus orígenes derecha-izquierda republicana y tradicional. Distorsión sin embargo que logra constituir la neo derecha-izquierda visualizada por Nicanor Parra, en la cual: “Izquierda derecha unida, jamás será vencida”. 

Similar es el pacto socialista-liberal de Bobbio planteado por Squella, o la misma desgastada “economía social de mercado”, en donde conjugando la libertad e igualdad, paradójicamente se tergiversan: La igualdad colectiva como base fija y neutra de reglas claras al ciudadano, permiten como un medio, la libertad y anhelo infinito del individuo como finalidad que se define realiza y cristaliza para evolucionar hasta la muerte e incluso más allá. Por lo contrario creo que la igualdad es un cuerpo gregario de intensidad viva que se experiencia en el estar como una finalidad, en el cual la noción individual de entidad es un mero medio o marco de referencia, que se dibuja y desdibuja sin intención de consolidarse o definirse para lograr obsesivamente lo que se entiende hoy como “evolución” o en términos sociales "progreso y crecimiento". 

El pacto realizado entre los “próceres de la concertación” denominado asi por algunos ingenuos,  y la derecha neoliberal que se venía gestando desde el 56’, ha sido para el pueblo un pacto cobarde y engañoso, ya que nunca ha asumido, que la Constitución del 80, es un marco jurídico irreformable, para implementar sistemáticamente el modelo económico desarrollado en “El Ladrillo”, bases de la política económica del gobierno militar chileno. 

 

Sin asumir este trasfondo intencionado como real y concreto, y creer como dogma que el mercado puede funcionar libremente, donde sólo es regulado por la interacción de los medios de comunicación, hace claro la teoría sostenido por Joel Best, en que el uso y abuso de la estadística para “crear” o inventar discursos esta a la orden del día, sobre el racionalismo formal de los valores en curso.

Hay algunos comunicadores que sostienen que lejos de existir una necesidad de apelar a  un trasfondo político y origen de las tendencias, o constatar la comprobación de la veracidad de ciertos supuestos vociferados por nuestros “prestigiosos” medios, efectivamente se puede sin la certeza del inapelable dato duro, aseverar hechos y hacerlos creíbles, donde todo es finalmente sujeto a los medios de “comunicación”.

Lo complicado de esta voracidad mediática, de destellos de modernidad que van y vienen de novedad, es que se acusa una dinámica esteril, que lejos de ser un proceso en cambio e innovacion producto del dialogo entre aparentes polaridades, es una estructura metamorfoseada que repite y repite un patrón hegemónico. Los discursos no se legitiman por su contenido, posición y postura elocuente o  calidad formal, sino simplemente por su capacidad de repetición sobre un soporte en alineamiento hacia un mismo fin o progreso. La Biblia es uno de los tantos “manuales de uso” de la urbe y sus prácticas, que alinea "buenos hombres" a una misma causa de intereses particulares. 

 

¿Existe la posibilidad de efectivamente aseverar hecho sin datos duros?… claro que puede hacerse “creíble” lo in-creíble. Si al final de cuentas cada cual valida sus “creencias” con los medios de comunicación que considera pertinentes para atenuar la incertidumbre, buscando tanto los ecos de su propia fe, como de paso  adeptos (o amigos) que lo refuercen. Los administradores de la fe (Iglesia), pueden no estar de acuerdo conmigo en esto, pero claramente es y ha sido su método. 

Un discurso hablado, como tambien el papel, puede sostener cualquier cosa ante los ojos de un creyente que de antemano deposita su fe en ese medio particular. Aseverar por ejemplo el hecho que “Dios existe”, por mucho que lo he escuchado repetidas veces y por estructuralmente brillante que pueda parecer en términos comunicacionales, incluso "elocuente", en lo personal no me dice nada.

Previa a las elecciones municipales del pasado domingo en Chile, recordemos que el gobierno estaba batiendo todos los records habidos y por haber, al punto que el mismo ministro de desarrollo social (Lavin), fue criticado por la Cepal por el mal uso de  datos y estadística de la encuesta CASEN, usados ni más ni menos como argumentos para “comunicar” el discurso oficial del gobierno y sus grandes logros. ¿Quien dice por ejemplo si Melnick, el flamante asesor de nuestro presidente, no pudo haber contado con un exceso de este mismo entusiasmo para redactar un pequeño artículo en su blog publicado por el diario La Segunda, como apología a su gran amigo? En resumen, hay cuento para todo. En lo personal dejaré  abierta la duda de este caso particular si me lo permiten. 

 

La abstención en las pasadas elecciones, claramente es un síntoma de que la viciada estructura democrática impuesta por la Constitución del 80’ ya casi no respira. Mientras no exista una aproximación masiva al trasfondo de los procesos y bases históricas, como también a la comprobación de la veracidad de las aseveraciones de los medios sean las que sean, caemos en estas “retóricas mediáticas impecables” de los medios de comunicación, gatillando un verdadero  “teatro del absurdo” de realidades paralelas e inmunes, que conviven en una tediosa contingencia individualista y sectaria, en donde los privilegiados del poder dominan invisiblemente todos los escenarios, independiente al ruido y pataleo de turno que parece verse en tanta libertad de expresión.  

Vivimos la ideología de un nihilismo light. Sin trasfondo o veracidad básicamente no hay nada real, salvo impecables discursos cerrados en sí mismo, conocidos como "redonditos", representaciones brillantes para posicionar en el paradigma de la dinámica especulativa, un paradigma cristalizado y autocomplacientes desde el ying al yang, soporte del infinito mental alineador del colectivo, en que se puede perdurar con formas sugerentes largo en el tiempo, y existen o "son" en la medida de que se encuentren rodeado de espectadores simpatizantes, que creen efectivamente participar de su proceso, creen ser participe del despliegue sugerente del lider "alfa" de turno,  cuando en rigor, por lo indirecto e impersonal de los medios de comunicación y en general nuestra manera de tocar el mundo, nunca lo hemos sido. 

Vivimos disociados entre el aca y el alla, creyendo ser participes de un alla, ya que el aca en su crudeza y realidad, siempre se intenta sublimar hacia ese allá. Básicamente porque nos han hecho creer que ese aca, precioso y particular de cada motivo, no tiene un sentido en si mismo, si no esta referido a como representación externa, un propósito, la utilidad del fenómeno diría Nietzsche como una de las tantas calumnias al mundo. Calumnia omniabarcante, como campo paralelo, dimensión imaginaria hacia donde las mentes divagan, fugan y curiosamente acuerdan, ya que la riqueza de la solitaria coporalidad aqui y en si misma, no se haya ni allí en el aquí sin justificarse en un allá. 

No asistir a sufragar, es un rechazo al sistema electoral en conjunto. Votar nulo en cambio, es decir que no cuenta con algún candidato especifico para operar en ese sistema que estoy diciendo apruebo. Ignorar a un egocéntrico, es mucho más duro que dibujarle un Walt-Disney. Y con rechazo o desacuerdo con el sistema, me refiero a algo mucho más profundo que decir que las campañas se financian muy sobre el presupuesto definido y por privados con intereses particulares, va mucho mas allá decir que los bloques electorales son injustos o el sistema binominal. No se trata del sistema electoral, se trata del sistema político mismo. 

Morris Berman hace un tiempo, escribió un artículo acerca de la conspiración con "C" mayuscula, refiriéndose a que los lideres de Estados Unidos tienen tanta efectividad en su manejo de masas, por gatillar algo que ya está instalado en la gente. Esto en términos "positivos", sueño americano, la libertad o las posibilidades de realizar. En nuestro caso, donde no nos gustan los "winners" y nos caben bien los "loosers", se le podría dar forma original al reciente tedio electoral, ver la cara real de esa amargura, formular y difundir que esta apatía es producto de que se atisba el la masa (sin mayor argumentos racionales), un sistema maleado. 

Estamos aburridos como Zizek, del fascista carismatico tipo Berlusconi, quizas el comunista amargado (ideal un anarquista resuelto) tiene hoy algo que decir acerca de este desbocamiento neoliberal? Mientras los chicago boy progresistas de todo orden derecha-izquierda, aqui soy reduccionista y meto a todos al mismo saco, no dejan de hablar de cifras y parametros acotados en los cuales sólo se puede operar si la suma-resta da al menos cero, e indagen acerca de otras realidades posibles independiente a pronósticos positivos, no hay vuelta del camino en busca de una ecuación perfecta y redondita. Los chicago-boy recordemos intentaron hacer de la ingeniería comercial una ciencia exacta, cuando enrealidad es una ciencia social. Esto no es menor.

Dar forma a este malestar generalizado, anticipando la forma que le dan los medios oficiales para bien encausarlo y atenuar sus perspectivas subversivas, me parece de suma importancia. Pero no se trata de la perfectibilidad de un sistema para seguir "creciendo", sino resolver los "excesos". La gente no quiere ser rica, quiere que los ricos, dejen de vociferar con tanta iniciativa barata, que finalmente por lo general poco beneficia realmente a la comunidad. 

Estimado Melnick, por poco clara que fue para usted la "intervención" de Bachelet y inexplicable las cifras de su "popularidad", en lo personal aclaro que tampoco me gusta mucho ella, pero explico su fenómeno con un pequeño hecho que el consumismo liberal no entiende y del cual a querido hacer participe al pueblo: La gente quiere estar tranquila y no luchar tanto por una ilusión de la cual nisiquiera participan. Creo que Bachelet, sin querer, encarnó de alguna extraña manera (carencia materna?) esta percepción popular.

Desde que se "abrieron los templos" como indica Matila Ghyka, la elite a intentado encausar a las masas en propósitos particulares, los constructores de templos, se hicieron constructores del orden social. La diversidad de motivos desplegadas con naturalidad por el mundo, se han volcado sistemáticamente a un proposito artificial "común". La aldea global no esta lejos, el mundo no esta lejos de estar "redondito".