Se pensó originalmente un estadio de bajo impacto para el parque existente. El diseño fue externalizado y se perdió la idea original más precisa y rotunda. Además siempre tuve la idea de que si se hubiera propuesto cambiar el nombre del Estadio, tendríamos dos estadios: el German Becker original y una Francisco Huenchumilla en la Isla Cautín.
Nuestro proyecto tenía como propósito, retranquear las graderías norte y sur para ser abrazado por el talud, exaltando así, el talud original como símbolo del parque en el cual el estadio se emplazaba. Hoy, el estadio, destruyó el parque.
La primera etapa, fue que clasificara entre 22 comunas para el Mundial Sub 20 femenino. Realizamos una propuesta rápida. Se logró uno de los 4 cupos.









Con un poco de desarrollo, la propuesta tuvo un giro.
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