miércoles, octubre 15, 2014

LA PENA ES UN FENÓMENO HISTORICO Y REACTIVO A LA VIDA, NO UN MISTERIO ATEMPORAL E INHERENTE A ELLA.






Creo que lo nuevo o novedad es un invento de la cultura secular ejercitado por medio del “arte por el arte” que “no quiere explicarse”. La razón se fascina con ese futuro o la promesa secular de otro orden, ya que se siente incomodo en este. Bien, puede ser, pero la poesía para mi es el retorno (no repetición) del pasado que la razón no quiere ver. La razón se sostiene en una condición inamovible de lo que es nuestra naturaleza.

La razón efectivamente se supedita a esta nueva fascinación que la mueve y emociona, pero es por medio de  “la imagen de la imaginación” que anticipa la “intuición” y secuestra la percepción aquí en lo real, sustituyéndola por una visión allá que se sitúa en el paradigma mental o lo que Julian Jaynes llama “espacio mental metafórico”. 

Es más largo de explicar, pero básicamente la “imaginación” no es “intuición” y de hecho es la imaginación la que anula la intuición. Imaginación entendida como el juicio sintético a priori del cual habla Kant y critica Nietzsche con el “ideal ascético”.

Lo que parece futuro es el aparecer de seres universales (nóumenos, monadas, etc…) que llevan al alineamiento ya que existe el registro de una permanente amenaza o “pena eterna”, la  tesis imaginada surge como solución a de la antítesis de trauma, brecha o prefiero culpa instalada. Pero:“La pena a pagar nunca será mayor a la pena a sentir, lo cual significa pena eterna”, dijo Nietzsche.

La imagen no resuelve, sustituye temporalmente, por lo cual siempre deberá existir novedad y más novedad para no “desbordar”. La necesidad de novedad es una reacción inconsciente a la pena. La desesperación acusa este fenómeno o también ese concepto inquestionado de la “aceleración permanente de la economía que NO puede desacelerar”. Esa necesidad de avanzar sin parar es asociada también a la“evolución”, crecimiento o mayor convicción, el salto a algo más grande, más verdadero.  La construcción secular es muy integral. Aquí entre TODO: consumo, visiones cósmicas… no se trata de la forma sino del mecanismo.

La intuición en cambio, sitúa la pena en el mundo del eterno retorno y lo desmitifica devolviendo a la vida las fuerzas activas y no reactivas a la pena. Reconoce la pena como algo temporal y no condición inamovible, y desde allí la aborda. La mente registra imágenes futuras que suplen con novedad la pena (metáfora de la capilla), pero también  ve el mundo y el retorno del pasado vivo sin pena, hay una “poesía” para ambas casos.

Si el futuro es la solución a la enfermedad “pena”, nunca la salvara, la cura la inventan los mismos que inventaron la enfermedad, por lo cual dentro de esta lógica, existe un campo de ideas (visiones, percepciones, etc… ) que buscan salvar de la pena con un futuro nuevo (el evangelio es la buena nueva). La poesía intuitiva en cambio genera un retorno a lo previo de la pena, la pena es un fenómeno  histórico y no atemporal y existen intuiciones sobre eso, no es una condición “natural e inamovible” del ser humano. Esa idea me mueve, un motivo de vivir llevado al presente perceptual y vivencial, más que un propósito que nos abra algún tipo de futuro cósmico… que algunos afirman percibir. Morris Berman llama este fenómeno “trance unitivo”, que significa la necesidad del uno por el miedo al otro y el mundo. 






Las visiones mediáticas TV son un pelo de la cola, fantasmas para la masa, es mucho más sutil que tener una posición crítica ante CNN o HBO. No creo que Krishnamurti, Sai Baba u Osho  se entiendan algún día  con Zizek, Deleuze o Nietzsche….

Las teorías unificadoras son una “esperanza”, los hindúes la usaron y los gringos los importaron a occidente. Gurdjieff  trajo el eneagrama,  revivals orientales… bla,bla. 

La idea central de estar en el UNO, es que la mente pueda tener tal capacidad de “evadir” a tal nivel, que podría estar meditando en el Ganges, pensando que es un rio sagrado, mientras pasa al lado un desecho industrial o para ser más grafico un “mojón”.  La espiritualidad es un instrumento político del poder. Jung o Borges tienen visiones unificadoras más propias del occidente hebreo, aunque Jung se asocia al paganismo alemán, lo cual no comparto. 

He percibido como ciertos campos mentales, son caballos de Troya, alineamientos con fuerzas universales (telepatias unificadoras), que destruyen toda la actividad pagana y local, desde donde podría emerger el genuino “uno” de cada lugar.  El paraíso es una falsificación del infierno, un recorrido dado, desde el infierno aparece el cielo de cada lugar, y estamos a años luz de eso, por desesperanzador que suene. 

La teoría unificadora, en mi modesta, prosaica y miserable percepción de la existencia, esta “añeja”….

Nietzsche: 

“Los antiguos guardianes de la ortodoxia quemaban herejes, porque sabían que el espíritu era explosivo y peligroso para sus intereses, pero lo trataban de una manera mucho más realista que los charlatanes seudo-liberales de hoy, defensores de la tolerancia”. 

Lo “unificador” es otra trampa más.


Cierto, las ilusiones y esperanzas son buenas para la ulcera, gastritis y convencerse que “competencia” puede llamarse eufemísticamente “diferencia”… un dejo de desprecio puede ser disfrazado de tolerancia. 



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