lunes, septiembre 22, 2014

EL MALESTAR DEL BIENESTAR







Con el argumento estatal, de apoyar con bienestar a los tejidos espontáneos de afecto que emergen en los márgenes de las ciudades, como efecto  del posicionamiento burgués de toda  clase movilizados  por  los valores en curso hacia los centros de poder, los estados paradójicamente debilitaron estos tejidos, deliberadamente  falsificando su energía vital, por el artificio estatal llamado “protección social”, que fue inventado,  financiado y ahora desprestigiado por la misma banca, porque ya no le sirve.

Sin estos genuinos tejidos de solidaridad espontanea: falsificados y debilitados intencionadamente por apariencias solidarias que  hoy se encuentran agotadas, lleva a concluir que solo queda el chorreo del mercado, como salvador de la crisis de ineficiencia estatal. La intención neoliberal, es justamente instalar en el sentido común, la idea de que el debilitamiento del estado como agente de solidaridad, es un proceso evolutivo y natural de la globalización, que se da por medio de la apertura y des-dibujamiento liquido de los rígidos y burocráticos estados, a las posibilidades del mercado global y su prometida eficiencia que traerá bienestar a todos, tal como el mito de que la tecnología nos iba a dar más tiempo para crear e imaginar cómo civilización.

La verdad: los estados nacieron para morir, fueran liberales o desarrollistas, el tejido social necesitaba un sentido para no ser auto-destruido por el mercado de individuos despiadados,, el capitalismo necesita un sentido como dice Boltansky. Para controlar este “sentido” o lo que define Pedro Morande como “control del ethos”, requirió de  la falsificación de la solidaridad en un propagandístico bienestar exógeno que debilitara sistemáticamente  el tejido comunitario espontaneo, endógeno y genuinamente creativo (no imitativo), mientras paralelamente instalaba la idea de individuo. El desarrollo de la utopía del progreso futuro requirió también de una base presente que amparara los efectos colaterales, situación al margen y precaria en donde se aprovecharía de instalar los valores y esperanzas del individuo capaz de librarse del pasado, surgiendo como individuo ético de buenos principios sociales. El ejemplo ético sustituye la exploración del afecto y permite llevar “la consideración social” a una nueva escala. El problema es que se genera una nueva manera de vínculo, no precisamente mas evolucionada.

Los principios “humanistas” son el “medio solidario” del contrato social, con un doble fin estratégico: permitir el desarrollo sostenido del grupo por medio del correcto posicionamiento y realización del individuo, siempre en evolución entendida como crecimiento. Existe un motivo más allá del genuino acto solidario de cara a un otro: el correcto y buen surgir del individuo en sociedad.

El buen samaritano es solidario  por su propia salvación y progreso, ya que el contexto de sucesos permanentemente aspiracionales, de espacios al margen como antesalas de ciertos requisitos para aspirar  a un espacio  mejor posicionado, hace de la experiencia inmanente y permeada a los otros, de una estratégica en que una entidad cristalizada siempre hace el bien enfocado en su apariencia por un futuro mejor que lo mira y evalúa siempre: Dios o Conciencia.  No se trata de cuestionar lo que logra el acto, que puede ser bueno, sino la confusión de la intencionalidad que entremezcla la genuina presencia de estar-ser con la estrategia futura de ser una nueva apariencia.

El estado hace de la genuina solidaridad que emana del tejido cultural, una instrumentalización social para el individual y su  posicionamiento como ser humano en sociedad.

El problema es que la energía interior que emerge de un cara a cara real que permite en definitiva la “cultura”, su vida desplegada y en definitiva manifestada, es secuestrado por los campos de representación de forma y apariencia social, como indica por ejemplo la bio-politica de Foucault. El campo de representaciones o espacio geométrico de Max Scheler o espacio mental metafórico de J. Jaynes es fácil de ser nutrido con diversos contenidos administrados por distintos agentes  externos a la dialéctica interna de la dinámica colectiva. Si bien estas dinámicas sin ser genuinamente espontaneas, eran reacciones marginales a los templos herméticos o elites cerradas, al “abrirse los templos” (Matila Ghyka) a espectáculos dirigidos de adoctrinamiento para todos, se puede entender el por qué el estado pudo haber sido un invento auspiciado por el mercado y la banca.   

Es un proceso de falsa inclusión conocido, es sabido que la industrialización liquida la tradición, no entendiendo tradición como la verticalidad coercitiva impuesta por la elite hermética, sino los efectos y auto marginación que permitieron genuinas expresiones de cultura.  Si bien esta resistencia es reactiva, permite espacios de exploración. La industria en cambio, es industria cultural como estudio la Escuela de Frankfurt. La hacienda contiene elementos que la entidad urbana no entiende. Los jesuitas pueden ser considerados los más astutos de la iglesia, ya que sabían que mimetizarse en las mismas culturas, introduciendo contenidos en las mismas formas simbólicas de las distintas tradiciones, era mucho más efectivo como mecanismo de control, que  imponer la fe a la fuerza con credos ajenos permitiendo un paralelo de expresión e interpretación  espontanea y popular de estos credos.

Así en definitiva, la apariencia de un yo social – burgués – ilustrado e industrial, prima sobre la experiencia social espontanea, ya que sirve a otro propósito mas allá que ofrece la utopía del progreso bajo el alero de Dios. La filosofía de vida es que se debe crecer siempre, surgir siempre… y existe en el contrato social, una manera “correcta y sin culpa” de hacerlo. El problema es que con este campo de representación, se nos hace dependientes de la misma idea falsificada de felicidad para con otros desde uno. El motivo de vivir entre otros es secuestrado, buscamos desesperados ser parte de un todo que nos fue impuesto, porque no sabemos que también somos partes de otros todos que nos fueron secuestrados.

Donald Rumsfeld dijo: 

Sabemos lo que sabemos
Sabemos lo que no sabemos
No sabemos lo que no sabemos

Slavoj Zizek agrega:

No sabemos lo que sabemos

Me quedaré con la última frase.







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