Las practicas planetarias como la “hora del
planeta 2014”, lejos de ser un mecanismo para hacernos partícipes y consientes
del cuidado del globo, nos crea un sentido de culpa y responsabilidad de que
depende de nosotros y está en nuestras manos “salvar el planeta”.
Señores de la Banca, príncipes de las tinieblas, dejen de engañarnos con la ilusión de que podemos salvarnos y al planeta defendiendo los derechos humanos, cuando lo que deberíamos hacer “todos”, es ofender sus intereses corporativos, la genuina causal de todo este absurdo planetario.
Dejemos de empatar amigos e ilusionarnos con utopías que finalmente solo nos frustran, porque para que venimos con huevadas, no va a pasar nada con apagar una hora las luces. Basta de ser fascistas carismáticos coqueteando con todas las pelotudeces tipo Starbucks que nos vende el neoliberalismo para redimir la culpa. Por amargado y anacrónico que parezca un análisis más agudo y crudo, es la única manera de ser honestos y reales.
Si apagan sus luces y prenden las velas, piensen lo que les digo.
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