martes, marzo 05, 2013

UNO MISMO NO ES OTRO CUANDO ESTA



Uno piensa que acercarse a sí mismo lo libera, cuando lo que hace es comprometerlo con una idea que se referencia con otra cosa. Esta idea es una imagen concreta que se plasma en un paradigma, que le garantiza interacción. A algunos les significa sufrir ya que esta idea construida de sí mismo no se condice con los lineamientos del paradigma. 

Para otros permite un “progreso”, lo cual significa que el desplazarse esta imagen de posición en el paradigma, hace que un mismo esfuerzo en términos de trabajo genere mayor repercusión. Esta amplitud de repercusión hace parecer que existen mayores posibilidades y un sentimiento de libertad, ya que efectivamente se crean mayores efectos en otros, pero el sistemático posicionamiento por lo contrario, va creando mayor dependencia y involucramiento, como una droga que va sumergiendo en una ilusión de lo correcto, donde todo se va dando, pero nada es realmente real.  G. Hardin acusa este hecho en su ensayo “La Tragedia de los comunes”, establece que efectivamente existe una satisfacción de hacer lo correcto, pero simultáneamente existe la duda hacerlo, que sitúa desde otro ámbito, un fuera del sí mismo, un al margen del centro. “La vida está en los márgenes” dijo Balzac.

Existe una compatibilidad entre la idea de mí que construyo y el paradigma que le va dando espacio y posición, y esto se llama realización, satisfacción de sí mismo que se va alimentando y tendiendo a lo que se llama “centro”.  Soy coherente con la idea de mi mismo y las cosas efectivamente me funcionan. A este  estado de alerta y capacidad de centro se le atribuye el concepto de inteligencia y es premiado, los distraídos del orden son desequilibrados y viven “al margen” del mundo castigados. 

En términos colectivos, la utopía, sentido  o norte del paradigma de un estado moderno, es que el orden o estructura civil tienda a que todos de alguna manera, se sientan cómodos dentro de su posición y colectivamente funcionen como grupo. Esto hace la diferencia de un país desarrollado con un subdesarrollado.  Los individuos se sincronizan y se constituyen como unidad compatible, respecto a otros órdenes o estados vecinos.  La situación internacional de este Estado, opera desde la misma lógica de un sí mismo en relación un determinado paradigma como lugar de referencia en el cual se posiciona. 

En analogía al sí mismo como persona natural que interactúa respecto a otros dentro de una nación, esta la nación que trata internacionalmente respecto al globo. Esto a escala macro. 

En términos micro, tipo micro física del poder en términos de Foucault, me atrevería a decir que la programación de  reflejos condicionados hechos actos reflejos (que parecieran naturales), hace al cumulo de impulsos del cuerpo, alinearse respecto a determinadas operaciones y tender a una cierta función como rol aparentemente espontaneo. Las partes se alinean respecto a un todo, constituyendo órganos en función de un organismo. 

El cuerpo sin órganos de Deleuze y Guattari, justamente abre la posibilidad que un cuerpo catatónico se libere de estos encadenamientos de distinta escala. Siguiendo el juego de analogías; Si la nación es al mundo en la escala macro, lo que el sí mismo es al estado, ¿que permite en la escala micro (interior) el alineamiento al sí mismo? 

La fijación en un determinado ámbito. 

Ciertas fijaciones van construyendo ciertas personalidades. Las fijaciones determinan la obsesión, neurosis y frustración. Inducidos a estas fijaciones deducimos un “uno mismo”. El sistema se encarga de que nos movilicemos de fijación en fijación en el cuerpo, para que nunca sintamos plenitud como entidad y el sí mismo siempre este buscando referencias a su incomodidad. La fijación es incompleta sin el sí mismo, el sí mismo es incompleto sin el grupo y el grupo es incompleto sin el mundo. 

Esta situación de vulnerabilidad por insatisfacción y falta de plenitud, crea acciones que se fugan y proyectan sin mayor sentido en búsquedas impulsivas, que van consumiendo personas y haciendo  crecer la economía. La economía crece consumiendo y endeudando. Ser uno mismo por lo tanto es ser validado por otro, estar en el foco de lo que todos quieren, lo cual le da valor. Cuando ese foco decae o se desenmascara, como es la mala educación como negocio o lucro, antes que los consumidores y la opinión pública reaccione, los inversionistas trasladan sus recursos y construyen otro nuevo foco para las masas vulnerables e insatisfechas, sin haber perdido un centavo.

El orden que nos venden para desplegar nuestro “si mismo”, es absurdo, y creer que al entrar nuevos jóvenes a la política y cambiar desde adentro este orden puede hacer algo, es una ilusión. Como minoría que siempre serán, quedaran desencantados, amargados y pactarán finalmente con el poder y sus valores en curso, como lo hizo la Concertación con el modelo neoliberal. La política como aparente medio de liberación, crea una filosofía de vida, respaldada en la búsqueda psicológica del uno mismo, referido al modelo sociológico que lo ampara. Las ciencia por su parte favorece este soporte, economizando su difusión y consolidación con la tecnología, como engañando respecto a sus impactos con falsos mecanismos de mitigación y dudosa investigación biológica. Todo lleva a ese centro.

En ese espacio al margen, donde una mirada difusa realmente me sitúe ante otro  desdibujado, y no existe la obsesión neurótica por alinearse de apariencias con otros respecto a un foco, cual farol de ideas que nos salvará de una supuesta amenaza… es donde quiero estar para no ser otro.


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