domingo, marzo 11, 2012

JEHOVA FALSIFICADO POR UN ASTUTO PUEBLO AUTO-PROCLAMADO.


JEHOVA FALSIFICADO POR UN ASTUTO PUEBLO AUTO-PROCLAMADO.


Si bien la institución colectiva que acuerda acerca de una determinada verdad puede dar cierta paz al individuo que la conforma, el alineamiento común en torno a cierta “entidad común” para la sobrevivencia, instalada en nuestra memoria como especie, fue imprescindible para sobrevivir como especie por miles de años. 


El problema es cuando esta entidad o ser de intensidad en el mundo, es tergiversada en la historia, mediante un proceso “aparentemente” fluido y consecuente, consolidándose en la forma de una representación institucionalizada y universal como ha llegado a ser hoy Dios, la democracia o la libertad.

Esto se acusa en la reciente confrontación radical de dos procesos paralelos, como fue la llegada de Europa  a América. Los dioses vivían en los bosques, llegaron los españoles y subieron sólo uno de ellos al cielo.

Como entes de intervalos fluctuamos, y a ratos  explotamos por sentir que esa paz representada en la institucionalidad de “la iglesia” o “la democracia” muchas veces no basta, atentando cada particular existencia contra esa verdad "formal", por otra mas genuina e íntima pero también vedada, como si esa luz fluida y plásticidad que nos diera estar vinculado a esa "escencia", repentinamente se tornara una crsitalización rigida en terminos de Hume. Como dijo Machado: “En mi soledad – he visto cosas muy claras – que no son verdad”.


 

La constitución de una "entidad común" arraigada en nuestra biología, que surgía de manera espontánea entre el colectivo de una cultura acotada, ante una amenaza real de un medio inmanente, cobra con las civilizaciones una forma de representación permanente de protección, en el artificio urbano que abre a lo trascendente como un lugar “otro” o un no-lugar (utopía). Surge entonces una representación custodiada de manera permanente, por administradores de cobran tributo permanente, al igual como hoy una gran industria que funciona 24/7, con una ciudad que nunca duerme. La presencia permanente de estos artificios, existe mucho antes que el boom industrial y la estructura cosmopolita de una ciudad sofisticada y compleja. La información tiene una extraña cualidad de poder ser transmitida con casi cero desgaste de energía, información que transmite permanentemente la presencia de una entidad falsificada, que simula una real, trastocando todo sentido de vínculo con el mundo real y su genuina inmanencia. 


El panteismo sugiere que efectivamente una esencia se encarna en la naturaleza y son parte de una misma dimensión. Lo interesante es ver lo real de esa entidad, su rol visto en perspectiva y situado respecto a una realidad mayor. La entidad puede ser una esencia, pero no una que se libera y nos libera de una situación, en el sentido que nos de claridad respecto a esa situación. No se puede ver la oscuridad sólo por medio de la luz, hay que saber ver también en la oscuridad. El abuso de la luz, las esencias y en definitiva los "prismas" para ver, han hecho de la exitación por la vivencia e intensidad, un terror que necesita de representaciones para ser abordado, limtes claros y definidos, categorías y jerarquizaciones tediosas. Todo se aborda desde la filosofía del alineamiento para la sobrevivencia, todo se hace para ese ser-entidad falsificación.

Esa entidad real que alineaba entidades respecto a un orden emergente, para confrontar de manera más precisa y eficiente fuerzas externas, cobra presencia permanente en el tiempo, tomando forma de representación errática que constituye el motivo de la decadencia y tedio de la intensidad con el mundo. 


Las artes marciales del despliegue preciso de un cuerpo o ejercito letal como maquina del arte de la guerra son el legado de oriente, que occidente llevo a artefactos de guerra sin escrúpulos. Los chinos pudieron haber controlado el mundo mucho antes, pero la “técnica” o tecnología no era una obsesión para ellos, ya que la “amenaza” era una real propio de su pragmatismo y no una artificialidad  elaborada desde la India, Egipto o Mesopotamia.

 


¿Quizás la propiedad alfa del líder-guía en estos alineamientos colectivos, es de alguna manera replicado a una “figura” de representación en un determinado “fondo”, que puede representar de manera materializada el  grupo y evocar esta entidad?

La intensidad de este fenómeno real y puntual en la naturaleza viva, es utilizado e instrumentalizado como artificio, ya que puede ser matematizado como en "Laws of Form" de Spencer Brown, teoría tan aplaudido por Russell. Artificio que permite extensiones geométricas sobre sensibles como acusó Max Sceller, como figuras y fondos en un modelo de representación, que congelando fenómenos (Aristóteles) permite movilizar noúmenos (Platón). Aristóteles instrumentaliza la especulación platónica, el movimiento inducido de los fenómenos deduce su posición en el plano de los noúmenos y entra en una dimensión otra, un portal de tele-comunicación, alineado con el simulacro de un allá magistralmente replicado.

Esta “transmutación de referentes” es posible porque este primario alineamiento colectivo efectivamente entraba en sincronismo con alineamientos solares. El artificio urbano sin embargo es una replica o analogía  sociológica con estos procesos astronómicos que fueron deducidos por las grandes “civilizaciones” (no culturas), entrando en las lógicas heliocéntricas de degradación psicológica como la idealización astrológica (Apolo), excluyendo en calumnias las lógicas geocéntricas (Dionisio). Como bien dice Nietzsche, los ideales son una calumnia al mundo, donde lo visible obvia lo invisible, donde sólo se busca en la luz, donde el ruido de la institución completa el silencio de la existencia y lo hace "pleno" sin él.

Esta analogía entre el bello Apolo y Dionisio y su fealdad, es una manera de establecer una dualidad de fuerzas usada a veces en el arte de lo apolíneo-sincrónico (estado presente asociado a un supuesto eterno arquetípico) y dionisíaco-diacrónico (proceso histórico de vida y muerte asociado a intensidades).

La exclusividad de este alineamiento de una colectivo con esta entidad o unico dios por sobre otras fuerzas o entidades de vínculo colectivo a dioses o fuerzas terrestres, se puede precisar cuando Júpiter se transforma en Jehová. Toda otra modalidad de vínculo o intensidad para este excluyente contexto, es errática. La exclusión implica un reduccionismo de la intensidad terrestre, en función de esta fuerza esporádica de alineamiento hecha permanente, donde todas las entidades en concreto excluidas, aparentemente no fueron excluidas, replicadas a imagen y semejanza del enfoque parcial e invitadas a jugar un juego en donde Jehová siempre vence, constituyendo una posición y espacio atemporal y paralelo, en el sentido de ser inmune a la intensidad con la vida y muerte en el tiempo. Su representación era así inmortal, arquetípica, de la cual derivan las otras entidades y se alinean convergentes a él.



Las intensidades de la tierra fueron llevadas a un campo de representación solar atemporal y eterna, donde Plutón como en el sistema solar, era el más distanciado de este. Por esto Hades (o Plutón) que vivía en el inframundo y lugar más distante,  se transforma a la antitesis y polaridad de “la tesis” de Jehová, teología o estudio de Dios.

El “alineamiento” a lo solar para una cohesión de “la entidad” colectiva o singular ante la mimesis con el mundo, como impulso espontáneo de la biología (autopoiesis), toma con estas representaciones forma de proceso deliberado en la mente, la conciencia de “uno” es un espejismo “útil”, como es la resiliencia o el ser y la genealogía de su moral asociada, pero no constituye la razón de la existencia. Se puede hacer para ser, pero eso no sustituye el estar por existir, aunque se construya un soporte que pareciera lo completa. 


La paradoja es que la búsqueda mental deliberada y no la atención por el emerger espontáneo de esta “vida o entidad”, termina negando la muerte que es finalmente su proceso inevitable. La capilla para un posible remanso termina siendo un templo infranqueable, la zona de confort termina siendo la única zona. La autodestrucción como una especie de suicidio, pudiera ser visto como un atentado legitimo a este "yo mismo" que abusa de su "zona de confort", que creyendo ser iluminado esta enrealidad cristalizado y un buen "remesón" a la estructura permite respiro. Destruir puede ser más fácil que construir, pero destruir una "comoda" construcción, puede ser aun más dificil.

 

La “muerte” así, como el enemigo de esta “vida eterna” en permanente construcción, parece un proceso dual bastante lógico en la “evolución” del campo de representación sostenido por la institucionalidad que administra esta lógica de fe razonable. La ciudad de los muertos en relación a la ciudad de los vivos, es la vida eterna en relación a la sufrida inmanencia y condición natural. La muerte como vida eterna u otra vida, es la salvación y sentido de la vida inmanente sin sentido, es la teleología, la buena nueva que salva del determinismo absurdo.

Claramente no sólo se ha creado un monoteísmo excluyente, sino que el mismo Júpiter, al no constituirse él como naturaleza entre otras naturalezas, también “ha muerto” como dijo Nietzsche. Los dioses necesitan de los dioses para morir.

Júpiter (Jehová) no puede ser encapsulado y aislado para una veneración exclusiva,  ya que su intensidad inevitablemente muere. Él no estableció un pacto con ningún pueblo elegido, tampoco un contrato exclusivo de difusión. Fue instrumentalizado en la materia como falsificación de la genuina entelequia que efectivamente se deposita en la materia para constituir entidades. Estas fuerzas se pueden llevar a leyes de forma y representación que hacen eco con su origen.

Pero crear un simulacro de sus leyes o propiedades, en una probeta urbana purista excluyendo otros factores, replica una representación falsificada de esta entidad, que permite evocar en un plano inconciente lo que pareciera la genuina “entidad colectiva” que alguna vez emergió como alineamiento colectivo  para lograr una determinada  sobrevivencia ante una amenaza real. 


Nietzsche y sus conceptos de progreso y poderío, junto con el neopaganismo y mecanismos de persuación nazi, el poder de lograr imponer lo unívoco y unitivo de la Contra-Tradición 1 de Morris Berman, al igual que cualquier fascismo o totalitarismo, evocan de alguna manera esta fuerza de alineamiento y control para enfrentar una amenaza externa a su propio circulo de poder. Si bien permite romper con el status-quo de la caverna de Platón, por medio de delirios de poder y crueldad denominados "gloria", lo que hace es acusar la verdadera naturaleza perversa a la que ha llegado nuestra cultura. La obsesión por un demonio de Maxwell que salve al gato de Schrodinger, es unmecanismo inteligente y racional para lidiar con el caos latente que nos amenaza, caos que es finalmente nosotros mismos. ¿Que manera mas magistral de recluir una especie gloriosa?

El problema por lo tanto es cuando esta amenaza o premura natural se hace un artificio permanente, ya que exige que el alineamiento con esta fuerza “salvadora” sea también permanente, lo cual degenera la vida y su cohesión con la genuina entidad solar en fluctuación con el misterio de la muerte y mimesis terrestre. 


La fluctuación o simbiosis de la entidad con lo “real” del mundo y su ciclo de vida y la muerte, no sólo es imprescindible para la credibilidad del simulacro en cuestión, sino también para la sustentabilidad de ese mismo orden. Por esto la amenaza debe aparecer y desaparecer, en ciclos más menos predecibles, para que la incertidumbre sea soportable y el enfrentamiento posible de superar. Guerras, sacrificios, ofrendas y pactos con la amenaza fluctuante, hacen la confrontación sostenible, hoy son las crisis económicas, pero como sea la amenaza en esta construcción o simulacro, en el mejor de los casos siempre debe ser un problema “latente”, que no se olvida y esta siempre en algún grado porvenir presente. La amenaza y la solución son dos caras de la misma moneda para que la dialectica no permite una mente en sí, que siempre debe estar demente, sea camuflada en la normalidad o exiliada en la excentricidad.


 

Este “Problema” claro afecta al siervo que obra con esfuerzo y fe por lidiar con este supuesto problema, pero  no el señor que por lo contrario se beneficia con la administración institucional de este problema, ya que es “caos capitalizable” en la modalidad final de usura, por medio de la solución al problema o el remedio a la enfermedad que constituye sistemáticamente su poder de solución, como la única solución. La oferta de un “cosmos” seguro en estos casos es sólo posible por un supuesto “caos” que aparece y desaperece como planificado. La tesis de Dios es posible por su antitesis del Mal dijo Nietzsche. La tesis de dios nos permite ver con los ojos del administrador, como podemos lidiar con el mal, el mal por lo tanto sólo se ve através de los ojos del bien. No se nos permite mirar el mal de frente, porque enrealidad no existe, sólo através de los ojos del bien.

Cuando no existe un vinculo o simbiosis de este campo de entelequias con la inmanencia y retorno inmediato del entorno, se abren estos paralelos absolutos, portales y ventanas de un “allá” posible, que no es más que el simulacro de estas mismas entelequias en un plano trascendental, replicable en una representación permanente, constituyendo un supuesto representado en presente, creador y constructor de un rumor, un mito-sacro como Gilgamesh o la Biblia, que se transforma en la realidad y todo el resto en sacrilegio, el “as if” o “así cómo” en términos de Hans Vahinger, es la única verdad posible.

El alineamiento para constituir una “entidad común”  que creaba una conformación con propiedades de un allá solar o geométrico que aparecían con intuición precisa para protegerse de una amenaza real, ahora puede congelarse en una especie de agente catalizador para la especulación y masturbación mental permanente por medio de leyes manipulables. Los poderes fácticos ofrecen una cara esperanzadora.

 Un agente de dos caras, el que alivia la amenaza por medio de la inteligencia “política”, y la base a la cual ha estado siempre supeditada y que efectivamente la confronta a "ratos" la ficticia amenaza: la inteligencia militar. La ONU habla de la paz, mientras los poderes fácticos que forman la ONU, financian y promulgan guerras, fluctuante, siempre fluctuante, la paz y la guerra, la derecha o la izquierda, dios o el demonio, el on-off de la ley binaria.

Se conforma ahora un soporte artificial permanente, que de alinearse esporádicamente antes con el real futuro solar, ahora lo hace con una falsificación. Entiéndase “real futuro” como mecanismo de anticipación y resguardo que  puede constituirse por la conformación de la entidad colectiva. Este futuro simulacro en permanente estado presente de representación, existe por su poder de evocar (aunque falsamente) la entidad colectiva de alineamiento. 


Su estado permanente y presencia permanente, requiere de una amenaza permanente, un miedo permanente, una culpa permanente, una pena eterna. El simulacro de alineación colectiva en estado permanente, será siempre el mecanismo que reacciona a una falsa naturaleza de amenaza, una falsa “condición natural”. La “naturaleza humana”, de la cual el simulacro de salvación se pretende “salvar”, es una falacia en si misma. El origen de nuestra cultura, la genealogía de nuestra moral, es un cruel engaño.

La institucionalidad ha sido magistral en ocultar su calidad de impostor y ha dado al conflicto entre: “el sentir existencial latente en cada ente (miedo y el mal), y la institucionalidad ideal como apuesta en eterna formación (conciencia-bien)”, un cierto equilibrio, precario pero equilibrio al fin, un fin sin mayor fin, una dialéctica sin propósito, salvo el de movilizar de manera errática y errante, que va  detrás de un tuerto en el país de los ciegos.




Para mantener los márgenes y límites esta institucionalidad tiene sus secretos, no las distracciones matinales que puede ser descifrar las claves del “Código Da Vinci”, aprender irreverencias políticamente incorrectas para el aplauso en círculos de protocolo sionista, o llevar el vanguardismo formal a escenarios orgásmicos. Se trata de procesos mucho más simples, situaciones mucho más cercanos y de base. Se trata de algo evidente, tan cerca pero tan lejos. El problema es que su grado de intimidad, de secreto personal, de hermetismo propio… sólo se alaba en genuina honestidad y se destruye en nuestro papel formal del acomodado "uno mismo", rol en el que generalmente estamos y hemos cultivado con suprema maestría.

La exploración individual es la única manera, y no me refiero a la que búsqueda del “si mismo”, al encuentro con la sombra o al conócete a ti mismo de Delfos. Por lo contrario, me refiero a la exploración que es capaz de pararse en el borde movedizo, de esa intensidad que lo pierde con el mundo. Ese espacio ya no requiere de una ciudad, que como dice Kavafis: siempre te dirá lo mismo. La misma tediosa apuesta de salvación que aleja de todo con la promesa de un todo. 



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