domingo, julio 26, 2009

LA SUBJETIVIDAD POSMODERNA COMO "ÉL" ULTIMO SENTIDO DEL PROGRESO








LA SUBJETIVIDAD POSMODERNA
COMO "ÉL" ULTIMO SENTIDO DEL PROGRESO.

















En 1991 Lyotard escribe: “La condición post-moderna”. En resumen intenta fijar una posición para el hombre ante el relativismo epistemológico en el paradigma científico. En este sentido es fiel en ver la condición de hombre postmoderno. Concluye que la posición que puede dar una posible legitimación del saber, es la paralogía, que se justifica en pro de la performatividad del sistema, amparado en el relativismo filosófico. (Este fenómeno que aprueba y defiende , es posteriormente cuestionado por Sokal.)

Mientras performatividad tiene relación con técnicas para la construcción de la subjetividad, paralogía significa una perturbación mental en la que se “comprende”, pero al razonar se usa un lenguaje ilógico y delirante.

Para el sistema hegemónico, consiste en una “revelación” subjetiva en la medida que no atente con la funcionalidad del ámbito objetivo o colectivo. El posmodernismo (a diferencia del modernismo) logra construir así una dicotomía operativa, entre eficiencia funcional del colectivo o sistema “lineal”, no amenazado con la compensación del sujeto canalizada en la fantasía “circular”.

Pero la fantasía como antagonista "en paralelo" al absoluto lineal, es distinto a la visión "no-lineal" (Manuel De Landa) en que lo lineal no es absoluto, sino un ambito más del caos. La fantasía subjetiva por lo tanto es relativa al absoluto, pero sin la capacidad de relativizar el absoluto y dejarlo en "su" lugar relativo. Ambas operaciones son muy distintas. La noción de una u otra es lo que Nietzsche brillantemente define como "el mundo invertido". Lo que da "poder a las bases" es la creencia de su condición "absoluta", por lo tanto la "razon absoluta" es una "creencia relativa".

Aunque Scheler, Marcuse o Juan Borchers acusaron este ámbito de la fantasía o el escaparse a otros ordenes en un “allá” para conectarse, ya que no existían en la realidad “aquí”, son los “medios” digitales, virtuales etc… los que permiten agudizar este paralelo ignorando que su aparente"unidad" es desquiciante. Se ha demostrado por ejemplo que la paralogía esta implícita en el geocentrismo del renacimiento. Mas importante que creer que la tierra estaba en el centro del universo, desmentido luego por el sistema heliocentrico, fue creer que los planetas giraban en torno a la tierra en orbitas circulares. Esto por el motivo que entonces se consideraba la circunferencia un símbolo de perfección y por tanto de Dios. Esto que se llamó sistema geocéntrico: ¿No es un buen ejemplo de paralogía o delirio subjetivo? Suponiendo que:

  • Ptolomeo hablaba de un movimiento excéntrico, en que la tierra no estaba al centro de estas supuestas circunferencias.
  • Kepler señala en su primera ley, que los planetas se mueven en órbitas elípticas con el sol situado en uno de los focos.
  • Newton indica que el mismo hecho que hace que los planetas se muevan, es el que hace que los cuerpos caigan al suelo. (¿Será la gravedad por la masa u otra causa?)











¿Donde esta el otro foco?
(Suponiendo que son dos focos, el sol y un vacio)

¿Es la "masa" la que genera la gravedad en la tierra?
(Suponiendo que la tierra pueda no contener masa)

Lo interesante de estos ejemplos es abrir el siguiente cuestionamiento:

Si efectivamente el posmodernismo como paralogía generalizada, anticipa, distrae y dilata en el tiempo con una "ficción", el hecho de ver el inevitable "poderio" de base, del modernismo al cual nos encontramos sometidos. Suponiendo que los soportes arquitectónicos crean el pensamiento, Collin Rowe dice que la arquitectura moderna fue una gran idea que compuso y expuso hasta la extravagancia, dos mitos que publicitó: La fantasía de la ciencia con su objetividad, y la fantasía de la libertad con su humanidad. Ambos llevados a ser corporalizados en edificios. ¿Puede que germen del posmodernismo este implícito en el modernismo? ¿El posmodernismo como hijo rebelde que niega el modernismo y las leyes inmutables del re-envintado Dios?

Carlos Olaizola cuenta que la desmitificación del discurso científico postmoderno como suplantador del pensamiento racionalista moderno ya ha sido abordada por Alan Sokal y Jean Bricmont, en su libro Imposturas intelectuales (1999), pero agrega:

“Aunque la tesis de la legitimación por paralogía ha sido desmontada por Sokal y Bricmont en el campo de la filosofía y las ciencias sociales; su influencia en el campo de las artes y la arquitectura no ha sido suficientemente abordada.

Las artes y la arquitectura son lenguajes que utilizan códigos propios para transmitir ideas y construir discursos; por tanto, es necesario desnudar el relativismo que ha conducido a aceptar como válida cualquier idea o imagen aunque no evidencie signos de coherencia formal.”

La misma fenomenología de los afectos que intenta rescatar Jesús Adrián Escudero, es interesante como paralelo entre extensiones geométricas y sensibles también planteado por Ortega en su Meditaciones de Europa. Según señala Escudero, Scheller fue el primero que creo la base de una interpretación ontológica de lo afectivo.

Lo que Armando Roa distingue entre angustia moderna (medio reales de sobrevivir sin sentido) y ansiedad posmoderna (sentidos o posibilidades sin medios reales), Carlos Olaizola (basado en La condición postmoderna de Lyotard), intenta confrontar lo posmoderno y moderno de la siguiente manera:

  • Los postulados postmodernos que legitiman la paralogía como método para propiciar la invención y la innovación en las vanguardias.
  • El discurso moderno que remite a un sistema de orden racional.

Se pretende evidenciar la posibilidad de producir arte y arquitectura de vanguardia, utilizando tecnologías y medios digitales, sin romper con los principios y valores que sustentan estos campos, desde el origen. Dos ordenes:

  • La realidad general de los grupos de poder que programan al servidor-robot o “ente masa” que opera y hace en lo concreto.
  • La realidad subjetiva del individuo “rebelde o hijo prodigo” que se fuga pero vuelve. Que incluso genera adeptos para atenuar su propia incertidumbre, pero se equilibra en un umbral invisible donde se puede ir sin volver.
Desde este ámbito puede revelar genialidad o locura con cierta capacidad de generar sincronismo o delirio unitivo entre otros, como fue la irrupción del nazismo neopagano en la tediosa y hipócrita Europa laica y burguesa, hasta hoy la tradición dominante en el mundo.

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Morris Berman establece que bajo lo que define como la Tradición Dominante de las formas visibles, existen las claves en lo que llama la Contra-tradición 1 (CT1), latentes a irrumpir en escena, pero que no constituyen comunicación y contacto afectivo, sino que por medio del poder y la violencia, ya que es la polaridad oscura de las dos tradiciones que llama“verticales”. La modernidad en la "guerra de las galaxias" es como el Imperio, mientras la posmodernidad es la fuerza sutil de los Jedis, no se me ocurre un cliché más sórdido. La fuerza en otras palabras, es una unidad que nunca ha existido, y más que unir crea seres desolados. La "otra unidad" que pretende la posmodernidad ante la estructura racional y mecanicista del progreso moderno, es paradójicamente "pura especulación en absoluta soledad".

Luego de los nacionalismos y rebeldías la posmodernidad ha logrado que estos “volcanes” amenazantes, ahora irrumpen en minorías y tribus urbanas que pueden o no posicionarse en la "escena" pero sin que atenten con la estructura imperante subyacente a todo.

Podríamos preguntarnos las claves que permiten o no que se posicionen en la “escena”, pero me interesa más, acusar como ese sustrato moderno permanece inamovible gracias al mismo relativismo posmoderno.

Se trata por lo tanto de ir a la “base” de los soportes mentales (deber con la modernidad), más que recurrir a la retórica del lenguaje por el lenguaje, conceptos y composición novedosa y compleja de formas (querer de la posmodernidad). Revelar esto, es encontrar lo siniestro detrás de la belleza del infinito que plantea Eugenio Trias.

Si aceptamos que es la misma “idea” de nosotros mismos la que nos tiene atrapados como una dualidad que se encuentra “entre” : “la angustia de deber estar haciendo y ansiedad de querer ser”, nuestra salida real no existe, ya que “el contacto” es una mera compensación o evasión de la soledad y desolación. No digo que todos los escenarios de contacto sean así, ya que la dinámica del andaluz en bares y tapas es sin dudas más genuina que la del “Tokiota” que contrata el servicio de arrendar familias los fines de semana. Tiene sin embargo directa relación con la comunicación de los medios que paradójicamente nos tienen mas distanciados que nunca.
















El discurso posmoderno permite “pataletas” emocionales, pero no revelar la realidad virtual a la que se dirige el mundo y en la que se encuentra. Para esto Olaizola dice que resulta fundamental preguntarse sobre el estado de la verdad en estos campos del saber.

Dice:

“Esto supone emitir un juicio crítico que desnude modas y discursos formales en apariencia innovadores, pero sustentados en valores insinceros o ligados a un pragmatismo puramente utilitario.”

Todas las herejías fueron liquidadas o desmentidas. Viollet le Duc, conocido historiador de la arquitectura gótica, habla de que el hombre siempre es el mismo, que su espíritu no cambia, pero si sus instituciones y lenguajes que sirven a que se perpetúen las “mismas” ideas. Ve la arquitectura como “la manifestación de un ideal sobre un principio”, por medio de la lógica de su sistema estructural. Olaizola agrega: A diferencia de Viollet le Duc que se aproxima a la idea de principio a través de la operación que revela el principio (directo), Le Corbusier se aproxima a través de la forma que lo manifiesta (indirecto).

Aunque Fernando Pérez afirma que Juan Borchers basado mucho en la obra de Le Corbusier, hizo el intento de reducir la arquitectura a operaciones y principios, como Wittgenstein en la filosofía, es la modalidad posmoderna de Le Corbusier la que prima hoy, ya que Borchers como Wittgenstein se arrepintieron de su “reducción de operaciones”. La Tradición Dominante con su relativismo deja cada vez menos espacio a la CT1, que simplemente intenta imponer “unidad des-estructurante” al mundo, como un síndrome mesiánico. El CIAM lo sabía.

La posibilidad de revelar principios, propio del neoplatonismo de la CT1 de Berman, se transforma en la forma de ser espectador de la manifestación de estos, la manera propia de la Tradición Dominante. Esta TD es el relativismo nauseabundo de la democracia que a ratos necesita una tiranía republicana como en el caso de Estados Unidos.

Incluso Kant (padre de la ONU) justificaba la guerra, si la violencia se esconde detrás de una nube hipócrita de paz. Occidente es ocaso y decadencia ya que el poder que cree puede salvarlo del mundo sedentario y nauseabundo, es el despertamiento del instinto de poder de Nietzsche o la trascendencia de Hegel, que no es más que progreso y orden violento. Es como si el posmodernismo o la TD, es una manera de sublimar, embriagar, atenuar y ocultar, para poder extender y dilatar la posibilidad de la irrupción de una violencia generalizada y radical, al desnudarse en su realidad el aparato hegemónico que se esconde detrás de la modernidad, creando el repudio y rebelión generalizada. La posmodernidad sostiene y perpetua el desenmascarar la realidad del progreso.

Lo que creo M. Tafuri o J. Jacobs intentaron establecer en su crítica al modernismo fue pedirle transmutar su mecanicismo en una estructura “afectiva”, y no sublimar su yugo en formas atractivas y sugerentes como el posmodernismo. La idea era "empaparse" (F. Varela) del fenómeno moderno, sin elevarlo a la categoría de protofenómeno posmoderno. Es lo que De Landa defiende del materialsimo de Deleuze. Lo relaciono con el intento de crear extensiones sensibles más que geométricas. Un despliegue de la corporalidad e instinto regulador, más que la proyección del alma en una reflexión o especulación racional. Hubieron muchos modernismos, de hecho el arquitecto Cristián Fernández Cox hace una diferencia sustancial entre el modermismo estadounidense bien logrado y el latinoamericano que aun no habia digerido la ilustración.

Según Lyotard sin embargo el posmodernismo no se trata de un período histórico concreto, sino una condición, “una conciencia generalizada del desencanto ante nociones como el progreso, la historia, la emancipación, la verdad, etc... , que el hombre había mantenido a partir de la Ilustración”. La complejidad que conlleva la caracterización de la postmodernidad es el resultado directo que deriva de esta situación. En él se critica dice Lyortad:

  • La fascinación por los discursos oscuros. (¿Sofistas?)
  • El relativismo epistémico unido a un escepticismo generalizado respecto a la ciencia moderna.
  • El interés excesivo por las creencias subjetivas independientemente de su veracidad o falsedad.
  • El énfasis en el discurso y el lenguaje, en oposición a los hechos a que aluden, o, peor aún, el rechazo de la idea misma de la existencia de unos hechos a los que es posible referirse.

Pero pregunto: ¿No es el mismo circulo vicioso del discurso posmoderno, el que permite que no sea necesario referirse a ciertos “hechos” modernos, donde se puede ver realmente amenazada la estructura subyacente de estos principios? Que creo yo: Que la relatividad igual se sostiene en estos principios, pero no los confronta, ya que en el fondo esta conciente de su falsedad y absurdo. Por lo tanto operamos en él y nos compensamos con la alienación de este hecho, dándole un sentido superior al progreso, una causa más allá de su ser fenómeno. El cuerpo y su despliegue esta comprometido con un propósito que elude su motivo o razón. Como dijo Nietzsche: “La utilidad del fenómeno no es la razón de su génesis”.

Algunos pueblos (y claro sus elites de poder) han hecho de este despliegue de los cuerpos de sus servidores, escenarios más eficientes que otros y es lo que ha establecido la brecha en occidente entre los países desarrollados y subdesarrollados. Esto lo dejo muy claro Max Weber, al establecer su relación entre el protestantismo y capitalismo. Miguel Laborde cuenta que los cronistas de la America sajona narran con optimismo acerca del fenómeno de la “ciudad” a diferencia del cronista de America latina que narran con escepticismo. El vitalismo norteamericano por ejemplo, fue un intento de dar una explicación singular del “organismo” o cuerpo en oposición al mecanicismo cartesiano imperante en la época.

El vitalismo establece que en oposición a la organización de sistemas materiales como base de cuerpo, existe la fuerza o impulso vital de un alma. Es otro ejemplo de cómo el operar absurdo y mecanizado, se sublima en una noción “elevada” de la condición humana, para mí, otra trampa del posmodernismo que como dice Lyortad, no tiene época. ¿Quien puede decir que Walt Whitman no fue inspirado por el neo-palladianismo ingles que instaura Thomas Jefferson en las ciudades estadounidense? ¿Cómo Platón o Aristóteles con la polis griega? Concluyo: El posmodernismo, como fenómeno atemporal, es una manera de dar un sentido sublime y no afectivo al racionalismo moderno. Pero el sofismo también operó así, ante la Atenas encausada, al igual que el confucionismo.

La vanguardia (por ejemplo lo que fueron las vanguardias figurativas rusas) no son más que una manera de estar al frente de las estructuras progresistas dándoles un sentido, inyectando formalismo talentoso y novedad esperanzadora, pero con incapacidad de romper la estructura detrás de estos iconos (iconoclastas) , desde las matrices estructurales de la modernidad, lo que implicaría radicalmente situarse “fuera y no al frente de ellas”, como la maquina de progreso que finalmente es.

La paradoja es que esta “posmodernidad” que ofrece “bellos prismas de unidad” más positivos para ver "el sentido trascendente" de la modernidad (progresista y maquinal que a ratos irrumpe en su crudeza pedestre y siniestra), no es una “alternativa” aunque “parece” “como sí” diría Vaihinger.

No implica un “nuevo” soporte, ya que la TD sólo es forma alienada desde donde emanan las estructuras subyacentes obviadas de la CT1 en términos de Berman. La TD por lo tanto “fuga” y “sublima”, como también degrada y aligera la sensación de unicidad destructiva de la maquina dogmática del mesías sicótico. Es la ligereza (debilidad diría Nietzsche) necesaria para que el poderío o delirio de poder no se destruya completamente, y allí esta la clave que mantiene vivo esta “dualidad” decadente y paradójica del sistema.

Lo que parece llevarnos a la salvación y armonía “posmoderna” nos compromete cada vez más con la misma destrucción moderna. Avanzamos hacia el desierto que nos parece un buen sueño. El relativismo permite que los poderes fácticos ni-siquiera tengan que manifestarse.

Este “otro soporte” posmoderno, dentro del soporte moderno, no es más que la cristalización (diría De Landa dijo Hume) o paradigma, que da sentido y unidad al progreso. Es otra posición en un paralelo afuera y global, sentido mental que permite que el movimiento del fenómeno o progreso la siga, Kant en su fenomenalismo me da la impresión pretendió que el progreso tuviera un sentido de unidad hacia un “centro”, como fin inerte “cero”, una teleología que dice Deleuze, salvó o salvara al fenómeno del determinismo. Lo que Paul Virilio llama la inercia polar. Pero Balzac sostiene que la vida esta en el “margen” y no el centro, lo que no significa estar condicionado a reaccionar y pactar para sobrevivir ante los centros que dictan el poder, sino a otra cosa. No es la lucha de poder.

Ya que lo opuesto a integrarse al mercado libre, fugarse en el progreso para “inter-actuar” en el flujo de Goleman con otros y “correctamente” posicionarse lo más cercano del “centro” o “cero”, es establecer un “marco” que de cohesión al fenómeno local mas allá de su “utilidad” o posible rol para con el globo u otro mundo. El “marco” a diferencia del “paradigma” que cristaliza el fenómeno y le da un sentido en el escenario global otro, es capaz de acotar e intensificar la noción del mundo real.

Aunque es difícil hacer esta distinción, un marco registra movimientos y acota la dimensión humana, un paradigma en cambio establece posiciones abstractas al reducir el fenómeno a noúmeno especulable y utilizable. El marco es la unidad invisible de la paradoja que da vitalidad al fenómeno que relata Berman, el paradigma en cambio es la TD que intenta sublimar y supra-humanizar el mecanicismo de los fenómenos instrumentalizados en un progreso dogmático y fundamentalista. Como dice Zizek de alguna manera, no sólo estoy obligado a vivirlo, sino además me debo sentir culpable si no me gusta. Tiene que gustarme el progreso, debo quererlo y la manera es darle un sentido superlativo. El amor por ejemplo es una manera de negar la muerte.

En resumen el “marco” es mas honesto ya que es para el fenómeno, se instala dentro del fenómeno y su muerte inmanente, lo mira y se conecta con la vida y su alcance real. En cambio el paradigma crea una unidad paralela al fenómeno, fuera de él, incluso salvándolo de la muerte, ya que cree ser capaz de soñar la salvación y lograrla. Lo paradójico de esto, y lo irónico, es que instalarse en el fenómeno es la liberación real, mientras la unidad paralela es la gran prisión. El posmodernismo es una gran prisión.

Si planteamos que “la estética” esta condicionada a ciertos límites “éticos”, me hace concluir que la “innovación o creatividad” posmoderna de hoy, puede refrescar pero no desmoronar estructuras… ¿bastante Light no?

Una cosa es decir que el lenguaje es una representación que lleva a escenarios relativistas, otra es que “ciertas” representaciones construyen la noción o estructura de la realidad no sólo individual sino colectiva. Esas “estructuras o bases ético-morales” “deberes y obligaciones” son “un escenario incuestionable” de donde parten las “subjetividades”. El lenguaje de alguna manera si construye la realidad.

Un ejemplo:

Al aceptar que la orbita del la tierra en relación al sol, es elíptica y no circular, la abstracción deducida como metáfora de acercarse al “centro solar 1” desde una “circunferencia” o “margen”, se puede ver como una operación reduccionista y no unitaria, ya que la polaridad (2) que crea la circularidad elíptica, con “un centro”, hace del 2 un 1. Hace de la antitesis no existente “un par” que justifique la tesis. No hay dualidad en el centro sino unidad. Se crea dicotomía entre el radio como línea y la circunferencia como curva. Se despliegan una serie de observaciones perfectamente posibles de cuestionar cosmovisiones y mapas mentales del orden de las cosas. Si esto se agrega la posibilidad de que la tierra tenga efectivamente un sol interior. Una tierra que gira en torno a dos centros con otro centro en su interior, siendo ella sólo una cáscara entre la dualidad exterior y la unidad interior, lo que implica una convexidad y concavidad habitable.


¿Quien habita la concavidad de la tierra?








¿ Sabemos literalmente donde estamos parados?

VER EL HUEVO CÓSMICO

La elipse es lineal y circular, no existe un radio respecto a un centro, sino una cuerda entre un punto que efectúa un circuito y dos puntos. Aunque la elipse no es una circunferencia truncada en relación a la base de un cono, me gusta mirar las tres leyes de Kepler.































La ruka mapuche como el coliseo romano, son elípticos. Las representaciones del coliseo sin embargo muchas veces son circulares ¿Por qué? ¿Es el círculo una síntesis, un reduccionismo o ambos de la elipse?




















"What interests me is the opportunity for all of us to become something different from what we are, by constructing spaces that contribute something to the experience of who we are."
Richard Serra














NO ES UNA CASUALIDAD LA EVOLUCIÓN DE LA BANDERA DE JAPON.

El sol se ubica en el centro, sin el vacío, con el puro absoluto de su ser sol.











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