EL QUE MIRA SUFRE, EL QUE TOCA GOZA

El que mira sufre, el que toca goza.

¿Qué desilusiona del humanismo al mundo?

El como esa visión universal aleja de palpar el mundo, al sofisticar y poner en perspectiva la mirada seudo-altruista o seudo-holística, impersonal sin discriminar, global pero distante, reductora de la especificidad que se filtran en prismas omni-abarcantes y tolerantes. El humanismo se entiende desde la universidad, la universidad a su vez desde la nación del civil, homologado a un molde de odio encausado a la causa, dócil y carente de pasión creativa. El materialismo del mundo no tiene que ver con una falta de esfuerzo o de relativizar los ideales, por lo contrario han sido por frívolo que parezcan, una respuesta más sustancial y cercana al genuino deseo humano. El tedio se manifiesta con la incoherencia y desencantamiento que el paradigma humanista viciado pretende sostener. Se ve como la fantasía ingenua a evolucionado en un empirismo morboso

¿La plata, poder y tecnología son hoy fines y no medios en EE.UU? Siempre han sido, lo que pasa es que hoy es más manifiesto. El ideal no es un fin, es un mecanismo para sublimar, templar y regular el deseo, por medio de otorgarle funciones y roles trascendentes al hacer, hacienda en un plano inconciente a cualquier acto un calculo entre movimiento para con una posición. De esta manera el vinculo con lo pragmático tiene un supuesto sentido superior, un rol instrumental para con algo superior, que en resumen es hipocresía puritana, de castigarse e impedirse gozar en las cosas sin previsión alguna. Eso si, en esta cultura hiper-boyerista y audiovisual, se puede mirar sin tocar, o sea: sufrir sin gozar. Espectadores de un carnaval intocable. No puedes pisar el pasto, míralo no más. Estas operaciones de ver sin tocar al final hacen del ojo, un sentido que anula y no auna los demas sentidos, como decia Borchers. Por windows miramos el mundo en una pieza solitaria.

Es cosa de ver la estética de la vestimenta africana festiva y viva, en relación a la “parca y austera” de cuáqueros o menonitas, que como dice la palabra se tapan todo como con una parca, abrigando las presas mas por pudor que frío. Con esta analogía no se explica que la pobreza y enfermedad africana hoy es por causa de parranda sin trabajo y la riqueza puritana surge por su rigor “Calvino”. Sin embargo podríamos sí decir que los africanos han sido castigados por su sensualidad glorioso, esclavizados y abatidos; todo esto para demostrar un punto: El hacer debe existir por algo superior. Esta bien decir “que el que guarda tiene”, es bastante obvio, como también deducir que las culturas de climas hostiles manejan mejor el concepto ya que guardan para malos tiempos, pero creo que esta operatoria puntual y concreta, propia de pueblos nórdicos, se ha propagado universalmente por el mundo como el viejo pascuero, como abstracción sin sentido de contexto, convencido de que hay que guardar para un futuro, hay que conservar, frenar más que acelerar, temer para poder vivir y agradecer estar vivo a pesar de lo desfavorable y trágico que es la vida. Así la culpa es la mejor estrategia para regular la vida en lugares de abundancia, depredando sus riquezas.

Los africanos aman la vida y hablan de dioses malditos, los puritanos odian la vida y hablan de un Dios salvador y una muerte que le temen. Como dice William Morris: “Hay hombre que odian la vida, pero le temen a la muerte.”

La "banca rota espiritual" planteada por Morris Berman en su reciente artículo: The Purpose of a Humanities Education, es para mi la simple evidencia de lo insustancial de esa concepción espiritual. ¿Hasta cuando el cliché de que es culpa del materialismo y relatividad? Hacerse rico es más práctico que hacerse erudito. ¿De que sirve realmente saber ubicar los países en el mapa? ¿De que sirve saber tanto que no sirve para nada? ¿Quizás construir un soporte terrenal (riqueza) acerca más al mundo y la gente, que construir un soporte artificial (intelecto)? “I give a shit about world vision and holistic facts!”

Pero por otra parte: ¿Cómo ser preciso y certero, sutil sin brutalidad ordinaria?

Que la intelectualidad tenga como fin conseguir un buen trabajo, no me parece mal. Mejor suena que divagar y elevarse a una estratosfera intocable de seudo-sabiduría erudita. Es más fácil medir la necesidad de riqueza que la de conocimiento y porque no decirlo también más práctico. Conocer si no tiene fin instrumental es de alguna manera un tipo de lujo. Es claro que las universidades hoy son proveedores de un “commodity” que se compra. Estudiar es instrumental y no para expandir paradigmas o para entenderse en el mundo. Con esto evidentemente todo lo que tenga tintes de “humanista” pierde respeto, que en todo caso fue asesinado como dice Morris Berman por el postmodernismo en los 70, donde no sólo se deja de buscar “la verdad”, sino se intenta demostrar que no existe. Según Morris Berman esto fue una especie de suicidio académico, en lo personal la caída de una pretensiosa ilusión arrastrada desde la escolástica.

What are we living for?

What is the meaning of human life?

Existe un concepto que se llama “escuela de la vida”, que puede responder mucho mejor a estas preguntas que un aula universitaria, donde prima más una visión mesiánica-altruista de “¿Cómo puedo orientar mi vida para mejorar o cambiar el mundo? La vida atiende al defecto y cómo lograr convivir con él, el aula busca la formula de causas capaces de controlar efectos. Por mucho que se critica Internet y la TV, son extensiones de la misma educación escolástica, que operan de manera más sutil y efectiva a nivel neurológico que el libro o las pizarras. Eso si estoy de acuerdo que la TV e Internet han arrancado una protección fundamental: La capacidad de tener posición o argumento, una cierta tranquilidad mental, es expulsada. Esta capacidad de poseer argumento es reducida a tener sólo opinión, lo cual hace vertiginoso y ansiosa la vida, sometida a la contingencia mediática, que da un siniestro sentido a la existencia, en el cual el personaje televisivo es más relevante que mi hermano.

Esto descentra y atomiza, ya que no estamos en nosotros para tocar la vida y contactar otros cercanos, sino nos conformamos con mirar y opinar acerca de otros lejanos, se puede deducir de esto toda una serie de efectos. Existen teorías interesantes acerca del espacio sensible (tocado) y el espacio geometrico (visualizado), como también teorías de que Dios es un delirio generado por ciertas formas que afectan el sistema nervioso (ver Max Knoll) o Lewis Williams and Dowson . Un ejemplo concreto, el acto de leer un libro entrega más posesión que mirar un monitor, simular el acto de leer libros es el gran desafío de la informática. El acto de "poseer", algo tan mal visto hoy donde se habla de desprenderse, de entregarse al flujo (Goleman), es algo fundamental para vincularse a la realidad.

Es triste y trágica esa imagen inglesa: “Cuando tu hijo aprenda a caminar envíalo a un internado.” o Los niños de 1 año con corbata. Un rigor de pretensión iniciática por la responsabilidad, disciplina y el deber ser del “square man”. “Square man” que cree en el poder de la palabra o escritura a un nivel tragi-cómico. Como si un manuscrito pudiera ser una amenaza radical con sólo ser expuesto "a la luz", esto es sugestión pura, entusiasmo principiante.

Me es curioso tanto poder que se le puede conceder a una palabra. Recuerdo haber tenido compañeros universitarios convencidos de que ciertos textos pueden iluminar literalmente... me da un poco de risa esa capacidad de sugestión, de creer encontrar en las palabras algo preciso capaz de dar certeza y orden a la vida. Y andaban con sus textos murmurando “mensajes” de peligroso poder. Creo en la sugestión en términos del teatro de la crueldad de Artaud, pero esto de la “clave” o palabra innombrable me parece ingenuo, esto tambien engloba las series numericas, los arquetipos, las frases hechas y cliches... re-agrupados, remastirizados.

Ser conocedor de una abstracción no es lo mismo que estar en una realidad, ¿amor a la tribu o a la patria? como dijo C. Geertz.

El latino intenta vivir una situación leal a la tribu que acerca más a tocar y gozar, el sajón en cambio trata de ser honesto para con la patria (entiéndase también como nación), lo cual lo concentra más en mirarse y sufrir. ¿Lealtad externa con otros u honestidad interna con uno mismo? La coherencia con principios internos para mejor operar en el mundo, al menos para mi es una falacia. La mejor acción tiene que ver con un contacto directo.

Si bien la sociedad conservadora se logra con ciertos miedos y temores sociales encausados en sed de destruir las entidades individuales que amenazan la estabilidad, la construcción del individuo se logra con ciertas ilusiones de sí mismo y un deber ser.

La palabra en el caso de la ilustración o iluminismo justifica ese escenario más allá, del cual sólo seremos siempre espectadores, es un espectáculo del cual no existe participación, son palabras que revelan luz sin calor. Se configura con las palabras un paradigma para seguir con ciertos métodos u operaciones útiles a este fin y que olvidan el reencantamiento con la vida misma. Eso es cultura una comunión tácita sin palabras.

Es por eso que el pragmatismo económico por muy banal que parezca, se acerca más al contacto con la vida, que la construcción de paradigmas de salvación, propios del humanismo, ilustración, escolástica o sagradas escrituras. Esta mentalidad es transversal a las vanguardias y conservadores, ambos juegan o siguen al pie de la letra las palabras, justificándolas como signos de un propio ámbito abstracto, paralelo al real. No requieren ser encarnadas en la vida. Con encarnadas no me refiero a tener que arrastrar el yugo de la tradición como un mártir del pecado, apegado a un afecto culposo con los otros, en este caso la mal ponderada familia y sus tradiciones.

Por una parte tenemos esta luz mágica que algunos dicen puede crear las letras (ilusión), y por otra parte tenemos esta encarnación del pecado que crea un sentimiento de afecto o calor tormentoso de estar en la vida (miedo). Es claro que las letras han pretendido ser salvadoras de esta tormenta en la vida. Aquí surge la hipótesis de que la enfermedad tormentosa fue creada para justificar la luz salvadora y sanadora. La luz que nos permite escapara de nuestra prisión concreta, al cultivar el amor incondicional, la tolerancia y todas esas pelotudeces y más que tocar y acercar a la vida y el goce, nos distancian de ella como espectadores de un lugar al cual no pertenecemos, que sólo miramos con ingenuo entusiasmo y luego tedioso donde nos damos cuenta que sufrimos por eso. Por eso el dicho "El que mira peca, pero el que no mira se pasa de huevon", es superado sin duda por el dicho: " El que mira sufre, el que toca goza." Encarnado este verano en las playas de Curanipe.