jueves, noviembre 27, 2008

El Arte como Proto-fenómeno Teleológico en la Historia de Europa.



















ARTICULO ORIGINAL: DOBLE CLICK

La aldea esta más desvinculada de la red informativa que un burgo, más ligada a la dualidad tierra-sol rural y no al cielo-infierno urbano.


¿Como mantener este desvinculo informativo de lo rural para evitar que asuma roles de ser un pequeño burgo proveedor y consumidor de aspiraciones en función del progreso de otras urbes mayores como su referencia?


Primero: invertir el modelo de pensamiento, no pensar en ir mas allá de su condición funcional de proveedor de lo urbano (hacer para ser), sino pensarse en un mas aquí en relación a su condición de proveedor de lo urbano (existir por estar). Así la mirada puede buscar escenarios donde ofrecer productos sin tener que encontrar allí las respuestas para su cultura, lo que obliga a revelar sentidos (excavarlos aquí) y no buscarlos (navegarlos allá).


Pero no se trata que el modelo local (representación), regule cómo articularse al medio global; por lo contrario la ausencia de modelo regulador con aspiraciones, puede llevar al reencantamiento del acto en los lugares evitando caer en las expectativas de una “forma” cultural situada y en función de un escenario global. Forma que construye un “imaginario local” que representa lo local afuera pero no por ello ejerce práctica o acción desde lo auténticamente local.


Esto implica que no se trata de que trascienda su función de proveedor con un símbolo que representa coherencia identitaria, sino que desde la situación fortalezca algo más complejo que el sentido de ciertos símbolos que conservan y proyectan la formalidad de cierta cultura, lo que se podría llamar su Ethos cultural.


Para ello la idea es tener noción del genuino eidos cultural, lo que se conoce como el sistema cognitivo subyacente del individuo para con su colectivo, que genera desde la situación real, contacto en el acto con la comunión y la matriz originaria.


Anestesiado hoy este campo subyacente, mecanizado al replicar ciertos procesos como medios axiomáticos del orden natural, eidos de las disciplinas hacia la grandeza y no al afecto que hace latente la paradoja, grandeza para cumplir al fin y propósito de ser coherente a su ethos, no existe producción real desde el deseo (deleuziano) o motivo existencial en la acción, ya que las creencias y valores representados por el ethos, paradójicamente alienan de estos patrones locales de acción real, sublima la inmanencia propia de la cultura terrestre y pagana, en representaciones locales para con lo global. Así el fenómeno en esencia tiene una función para con algo mayor, invirtiéndose así el mundo en términos nietzschianos, quien dice: la utilidad de un fenómeno no justifica también la razón de su génesis, hay otra genealogía de las cosas, amoral.


La ponencia plantea como cierta desinformación mental que implica escepticismo con las redes y medios, y cierto reencantamiento con la acción local que implica una génesis misteriosa de la voluntad, puede llevar a un autentico revelarse de signos locales, más allá de la validación de una particularidad cultural a nivel representativo para con un orden mayor, la gran trampa que se llama hoy “diversidad global”. Esto enmarca lo rural como también lo territorial al concepto: lugar en sí.


Desde el real lugar en si se abre una antigua dimensión, vernácula y pagano, que abre una especie de perspectivismo nietzscheano, lo que veremos es opuesta a la teleología, que lleva a la convergencia y a la articulación para con un orden mayor, el burgo. El siguiente texto trata principalmente el tema de la teleología.


Genero una hipótesis acerca del origen y evolución de dos culturas: la nórdica ilustrada (sajona) y la mediterránea ilustrada (latina), estas como la Europa industrial-ilustrada en contraste a la no-industrial configurando ambas dos Americas.


A partir de estas hipótesis podemos ver como estas dos culturas han asimilado de distinta manera fenómenos posteriores como la modernidad industrial y sus procesos que matan la comunidad y el oficio colectivo, como también el modernismo filosófico y artístico que dan sentido con el “espíritu de época” que llamo Ethos cultural y global, al anticipar la revelación del misterioso de una voluntad local. Un eidos operativo intragrupal.


La siguiente dialéctica es transversal a todo el relato:


Mientras los no-industriales responden en términos muy generales a un soporte real fenomenológico que encarna y revela signos hermenéuticos; los industriales responden a un soporte ideal ontológico que inspira la elaboración de signos epistemológicos. A su vez la primera dualidad fenomenológica-hermenéutica es tergiversada por la dualidad culpa-dogma. La dualidad culpa-dogma es la gran antitesis que justifica la tesis ontológica-epistemológica del positivismo racional. Esta antitesis culpa-dogma derecha ( para mi similar al materialismo histórico izquierda) se puede definir como conservadora de ciertas tradiciones (d) y apegada a cierta institucionalidad (i), pero no es la problemática que se pretende rescatar en este trabajo. Por lo contrario si fuera bien interpretada la dualidad fenomenología-hermenéutica, la dualidad del positivismo racional que se podría definir como progresista y liberal (hasta hoy vigente en su "economía social" de mercado), cobra otra dimensión.


El proto-fenómeno de Europa ha sido posible, por el sistemático despojo de realismo para avanzar hacia un idealismo, entendido como un mundo externo de las causas finales de los fenómenos, la teleología. Si en el origen, la filosofía es la madre desde donde se desprenden las ciencias o los distintos dominios del conocimiento como un verdadero perspectivismo Nietzscheano, es por medio de la causa final de la teleología que pueden volver a converger. Esto implica una nueva perspectiva donde los puntos se abren a otros en la medida que van hacia esta convergencia entendida como un verdadero objetivismo filosófico. El universo según esto tiene un propósito o último creador inteligente, donde explicando el origen del fenómeno como un determinismo mecanicista, hace posible por medio de esta antítesis, justificar la tesis de su posible razón, utilidad, rol futuro, camino de perfección, evolución y salvación. Se invierte así el sentido del tiempo y de las cosas.


El alineamiento de Europa es uno de estos fenómenos. Si los distintos dominios van hacia la misma finalidad, la idea fundamental de este trabajo es establecer una analogía entre: Europa y el Hombre, entre movimientos civilizadores y la transformación de la epistemología del hombre que los habita, de aparente diversidad en discretas convergencias. La búsqueda de esta causa final en lo lejos, ha llevado al alejamiento del lugar y lo propio, a negar el aquí por un allá, el devenir por el conocimiento, donde la experiencia o interpretación de las cosas es valida si el punto de vista planteado va hacia la convergencia o esta causa final sobre un espacio infinito sin lugar. En la medida que los sistemas logran ser aislados del aquí, evolucionan a un estado de equilibrio en el allá donde existe el desinterés, la verdad y el ideal ascético de que nada les pasará. Este equilibrio, según la teoría de evolución de las especies, permite su diferenciación y complejidad, algo desmentido luego tanto por el segundo principio de la termodinámica, muy bien explicado por Prigogine, como por el concepto de arte Nietzscheano que plantea esta verdad como una apariencia.


La teleología o doctrina de las causas finales se desarrolla en la escolástica, en donde las artes liberales son desde mi parecer la puesta en perspectiva de distintos dominios hacia este fin filosófico. La geometría uno de estos artes liberales, aborda la geografía tanto física como mental, en donde los hechos externos se hacen hechos de conciencia, el mapa pasa a ser el territorio, las relaciones simbólicas establecidas en una dimensión sobrenatural son reforzadas por los contrastes empíricos en lo natural. Esto implica la reducción del vínculo primario con el lugar por la constitución de formas de representación para proyectarse fuera de él, lo que ha permitido alinear el continente desde la identidad reactiva a un contrario o alteridad, y no desde una distancia propia que Nietzsche llama “incomposible”. El renacimiento ante la escolástica es desde mi parecer el ejemplo más emblemático de esta actitud reactiva, que paradójicamente queda supeditada a este contrario en el momento que usa la problemática de este de manera antagónica para re-inventar y “salvar” su propia dialéctica interna. Antes de llegar a este hecho, me interesa establecer una pequeña hipótesis acerca del origen de la Escolástica y el Renacimiento.


Todo colectivo tiene un vínculo primario con un lugar, la aldea como fenómeno pre-urbano gozaba de un vínculo o lazo primordial de soporte muy elemental. El uso de artificios rituales era básico y auxiliar a los cuerpos de sus chamanes o sacerdotisas quienes eran ellos mismos sujeto de arte, el cuerpo era arte en comunión directa con su clan, reforzando una mágica y misteriosa simbiosis. Al hacerse más complejos los artificios se tornan tanto objetos como soportes de representación, donde paulatinamente el cuerpo se sitúa al margen del hecho colectivo, generando un alejamiento en soportes espaciales que se ordenan en instancias de exclusión o intercambio controlado. Surge así, la ciudad en que sistemáticamente se moldea la cultura civilizadora y en donde la arquitectura ya no sólo es respuesta al medio como condición primaria de refugio y vínculo, sino representación artificial de un “entre” dos mundos, custodiado por una elite sacerdotal. El evidente debilitamiento, dicotomía o transformación de este lazo primordial: Chamanes–clan, se re-articula de distintas formas de acuerdo a contextos, que en Europa pueden ser considerados principalmente dos:


1. Contexto Nórdico, aislado y de pequeña población, medio natural hostil y escaso. El movimiento se genera en el centro, donde la mirada permanente por hacer esfuerzo de mantener la luz, es regulada por una elite que seduce y protege por medio de artificios entre-abiertos, donde el esfuerzo e iniciaciones crean posibles acercamientos al centro de luz, un otro.


2. Contexto Mediterránea, de convergencia y grandes poblaciones, medio natural sobreabundante. El movimiento se genera en el borde, donde el tacto permanente crea mercado y fiesta regulado por una elite que somete y protege por medio de artificios entre-cerrados, donde el goce y espectáculo, distrae del centro de misterio, la nada.


Ambos artificios crean una especie de compensación simbiótica con respecto al medio natural y son coherentes a una dialéctica interna propia o lazo primordial. El artificio mediterráneo regula el desborde corporal, mientras el nórdico con la mente alimenta la escasez. El lazo primordial natural sin embargo, es vulnerable al artificio abstracto que puede generar en él, un rompimiento irreversible por medio de una fuerza que se “vuelve contra sí misma”, quedando la “existencia presente del lazo” que está y vive en comunión con los lugares, como algo no valioso en sí.


Nietzsche llama a esto “alejamiento nihilista de la existencia”, que tiene según dice dos tipos de alejamiento: el deseo de la nada y el deseo de ser otro. Dos maneras en que la existencia es despojada del lugar y la vida, dos tesis que surgen como hechos reactivos a esta alteridad, antítesis o fuerza que hace al lazo primordial volcarse contra sí mismo. El lazo primordial como amable pero enigmática fuerza implosiva, de alguna manera se invierte, entremezclando su misteriosa cohesión, con formas extravertidas, complejas y sofisticadas de identidad referidas a esta emergente seudo-alteridad que se torna gravitante y des-articuladora de la armonía interna.


La representación formal que surge como nuevo efecto reactivo, puede contar con presencia formal y monumentalidad, pero es tan solo un pálido reflejo de esta sutil potencia intra-grupal en términos de Edward Hall, una verdad aparente pero útil para el vínculo intergrupal del colectivo con la nueva vastedad del territorio, en vías de articulación con el espacio infinito, finalidad teleológica del proto-fenómeno. Una gravitante mutación de este lazo primordial, se origina en Grecia (vinculada a Israel) y se propaga por estos dos contextos recién mencionados de Europa, donde se acentúa en ambos casos la fisura del lazo por medio del nuevo artificio que va influyendo en todo el mundo aldeano sobre el cual se difunde, mimetizándose en las “formas” de ambos mundos. Grecia Magna por la Europa Mediterranea, Grecia Arcaica por la Europa Nordica según indica Vitorio Di Girolamo.


(Gracias Pablo Oyarzun, por no pescar ni en bajada mi ensayo en Marzo del 2006)

2 comentarios:

Allek dijo...

Interesante rincon..
saludes y mucha paz-ciencia!!

Anónimo dijo...

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