martes, agosto 14, 2007

De ENCARNAR UN MENTAL en silencio, a SUBLIMAR LO CORPORAL con información ruidosa que inevitablemente se ordena.

















El sistema es astuto, juega con realidades humanas simples generando de ellas curiosas mixturas hasta desvirtuarlas, para que no confiemos en esas situaciones puestas en lugares reales, para que apelemos a lugares comunes abstractos que en definitiva están en el aire, etéreos superficiales en ninguna parte, quizá en una utopía que sublima la carne y la memoria, evitando encarnar un mental que emerge de la tierra y no se baja del cielo seguro.

El sistema astuto, que toma la simpleza real y le suma toda su parafernalia iluminadora dicen, que a la larga tan sólo distrae y que para todos no es sin embargo para tanto. ¿Para que debe ser purgada la distracción inútil, hoy tan necesaria? ¿Puede el cuerpo desenmascarar con un extraño gesto, una espontánea y absurda maniobra sus programados actos? ¿Zafarse de la continuidad del mapa de la mente, decantado la imaginación y fantasía, luz de la robótica acción, para cristalizar los hechos en que las fantasías ya no puedan mecanizar la carne con su hipnosis encantadora, su programación neurógena?

Es desplegado por lo sofisticado de los sofistas, sus formas accesorias que deforman los hechos en torcidos fundamentos, la distorsión de drogas preceptúales asimiladas en el ejercicio de vivir en la urbe, laboratorio del hacer correcto en libre pensar, del ente que hace atomizado sin nadie que lo moleste por un futuro mejor para todos. Debe lidiar con los afiches y signos y hacerlos votos, conmoverse con sus tantas promesas a bajo precio, obviar perder el tiempo en contactarse con lo que a esta altura llama simplemente inútil.

Lo sofisticado es sortilegio, abre la posibilidad siempre, una piñata del espectáculo dirigido, desorden para ordenar, con un guión que anticipa la infaltable buena nueva para todos, que muta y es dinámico desde siempre, desde los orígenes de la escritura y los evangelios.

Anticipa y da curso a los neo-mecanismos inductivos, siempre hay algo que nos llena la pieza de luz y novedad, una ventana feliz al jardín secreto sin puertas, Bacon el pintor detestaba un picnic. La ventana feliz moldea el espacio originario con elementos hasta reventarlo de paz.

El placer hedonista hasta el tedio, hipertrofia el sentido, lo fatiga, pocos saben que la intensidad es sutil y nos habita sin presencia.

El espacio desbordado ya no es eco de la situación, no vibra alma contenedora del vacío en el mundo, su hecho crudo de silencio, su temida desconexión una vez plasmada, paradójicamente se revela, va y viene sin promesas o anuncios y llega a la suerte de la olla.

Los sinembargo-habitantes quieren siempre una pieza llena de trampas, llena de cordones dorados que lo ayuden a salir de laberintos. Profecía auto-cumplida, caen parados en exigidas ocupaciones hechas posibles, que le dan sentido y propósito a ser cómplices de una causa ajena.

Todo cabe en la pieza, hasta se articulan de allí a sus sueños despiertos, que alli habitan también, un monitor u holograma, una ventana de perspectiva infinita sobre un muro blanco y frío, anunciando la buena nueva en cada cuadro frígido, un nuevo acto de fe sin otros de carne que amenacen y miren de frente. Nueva ocupación para ser, ante el terror del silencio y el vacío que pueda obligar a devolverle la mirada al mundo y hace del ser, un artificio desencantado, tan sólo útil al ejercicio practico de las academias, para los brillantes que quieren y en verdad controlan los destinos del mundo que miran con asco, hombres que a pesar de temer a la muerte odian la vida como dijo William Morris.

Por lo tanto bajarse del flujo de Goleman es colocarse al margen, expuesto pero vivo; porque situarse hacia el infinito y buscar ser emocional e inteligente, tarde o temprano, desgarra el corazón de su llamado salvaje, su patético habitar el mundo encarnando un mental que siempre vuelve ... que siempre retorna para que no olvidemos, que al sublimar nuestro cuerpo (o pretenderlo) perdemos su gracia, perdemos su único motivo, curiosidad y fascinación que lleva a encarnar a los verdaderos dioses en la vida ... los del silencio, los de un pasado desconocido, los que no prometen nada, los que no han abierto nunca sus templos y nunca los abrirán.

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