Señor Villalobos
Casos históricos en que se buscaron argumentos
llamados de “interés común” para esconder una ambición individual, sobran.
Guerras santas, étnicas, nacionalistas y
en realidad guerras de todo tipo tienen en la historia esta doble o múltiple interpretación.
Puedo así creer perfectamente posible que “una aristocracia deseosa de enriquecerse” encontró
en el motivo de que existía “una gran demanda mundial de alimentos”, un
pretexto ideal para hacer “inaceptable” que hubiese tierras desperdiciadas en
manos de los naturales de La Araucanía, y así dentro de esa lógica, era justificado y necesario
explotar hasta el último rincón de Chile. Como dice el cliché: "La
historia es escrita por los vencedores"
El “avance” más allá del Biobío que usted indica, en este caso de la clase media y gente
del bajo pueblo, siempre lo hacen los peones inducidos por el rey.
La “manera” de hacerlo, obviamente se intenta con el
menor efecto colateral posible, pero podemos acordar que la “pacificación” no
fue precisamente pacifica.
En el fondo, las tierras pasarían de un señor que
no las explotaba, a manos de señores que si la explotarían y de paso explotarían
mestizos y peones para lograrlo, avalados por la escasez alimentaria existente.
Una nación moderna, en manos de una elite latifundista, no podía aceptar esa
situación de flojos. El futuro de su Chile debía ser distinto.
Me gustaría ver un comentario de Gabriel Salazar
acerca de esto.
Don Sergio, su concepto de “abuso de la conciencia
de las posibilidades” me parece genial, pero en este caso considero un poco
main-stream su planteamiento. Hablar también
de hombres borrachos y mujeres sometidas, es bastante reduccionista también,
para argumentar la necesidad de un granjero canuto, abstemio y devoto a su
mujer.
Sin entrar en analizar descalificaciones personales,
su descalificación liviana al hombre mapuche, me parece grave. La modernidad y occidente en pos del progreso
administrado por una elite, ha afectado al resto del mundo de maneras
insospechadas, que merecen un tratamiento mucho más delicado que su antítesis mapuche
a la tesis del hombre trabajador.
Volviendo al principio, creo sin duda, que este hombre
de trabajo, aparentemente movido por la libertad de surgir y vivir, es empujado
por otras fuerzas a los cuales sirve, un interés cupular que usted prefiere desconocer.
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