Javier Gómez ÁlvarezTostado (en la línea de Paul Virilio y la crítica a la maquina y la velocidad) hace
una fuerte crítica al uso de soportes computacionales para el diseño utilizados
por muchos arquitectos jóvenes en la línea de Manuel Delanda. Sin embargo, entre estos arquitectos Greg Lynn utiliza todo una
serie de estos soportes para lograr propósitos bien argumentados.
Greg Lynn plantea que la
arquitectura deconstructivista (en la línea de Derrida) opera con la lógica del
conflicto y la contradicción, mientras que la arquitectura del pliegue apela a
una lógica más fluida y de conectividad. Trabaja con Bernard Cache y la
arquitectura biomimética.
Si bien los soportes computacionales
por toda una serie de operaciones complejas de reglas simples permiten
mimetizarse ergonométricamente en los órdenes fenomenológicos y materiales con
vertiginosa velocidad:
¿Cuál es el límite del
artificio con estos órdenes? ¿Cuál es realmente el orden artificial que
distingue del orden del mundo natural y permite que se despliegue el misterioso
motivo humano desde su ámbito de acción y no sugestionado o maravillado con
nuevas lecturas del mundo?
Los llamados “signos de dirección” de Juan Borchers ante la
inmensidad de cúmulo de direcciones de la naturaleza, se sostienen en la línea de
lo que Jakob von Uexkull
llamó “bio-semiotica”: La manera de que las entidades vivas crean la lectura de
la realidad a partir de un lenguaje.
Las formas regulares si bien pueden ser consideradas un
reduccionismo corporal para el adoctrinamiento mental y social (tipo
dispositivos de Foucault), contiene precisiones de nuestra naturaleza como
entidad, que posibilitan movilidad y lectura mucho más “espontaneas” que el desbordado
despliegue formal que se está comenzando a exhibir con la computación.
Invito a retomar lo elemental de la ortogonalidad e intentar comprenderlo, antes de
encantarnos con la velocidad o el despliegue entre pliegues. Quisiera agregar que
Ian Buchanan investigador y recopilador de trabajos contemporáneos asociados a
Deleuze, establece que el enfoque neo-materialista de Delanda
deja fuera lo que llama estrictamente “pasión deleuziana”. Asocio esta “pasión” a aquello
gatillado como motivo por los genuinos signos de dirección que debemos establecer
para el flujo del deseo real más acá de la sugestión formal.
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