jueves, agosto 30, 2012

UN DOLOR POLITICAMENTE CORRECTO







Hoy se recordaba en las noticias la muerte de Matute Johns. En un archivo mostraban la entrevista que se le hizo hace un tiempo a la madre. Lo que más me llamo la atención, no fue las especulaciones y retazos de los cuales disponía ella en ese momento para recrear de alguna manera el caso y explicárselo a sí misma y a todo el resto para estar tranquila.

Lo que me llamo la atención fue su conclusión íntima que ella se hizo para tratar el dolor, ya que el dilema no era que sintiera rabia e impotencia por lo que pasó, sino como dijo textualmente: “yo siento pena por estas personas que hicieron desaparecer a mi hijo”. 

Me pregunto: ¿Cómo alguien puede decir que siente pena por un abusador para estar en paz? Es la paz responder a un discurso mediaticamente correcto, donde subliminalmente se avala el abuso de poder? ¿Cómo la represión social ha calado tan hondo, que en el foro más íntimo de su existencia ella se calma pensando que lo mejor, es sencillamente  tener calma espiritual, perdonando a otros por sentir por ellos pena? ¿Hasta que punto vamos a seguir soportando ciegos el absurdo de la justicia sin verlo de manera descarnada, y seguir disfrazándolo de tanta forma sublime? ¿Hasta qué punto vamos a resolver las cosas que realmente importan de la vida en soledad "sonriente", resignados a la idea que una cara amable al mundo purga de alguna manera nuestro genuino dolor? 

Es increíble como el “discurso políticamente correcto”, se instala inconscientemente en una madre que se lo ha sufrido todo, pero prefiere humildemente aceptar las circunstancias, superando estas desde una ilusa superioridad, al plantear como "pena" su sentimiento a un grupo de personas que hizo desparecer a su hijo. Es increíble la capacidad de programación que tiene un orden sutilmente represivo, su capacidad de generar mansedumbre, aceptación y resignación de cosas ¡que no son aceptables! ¡Son repudiables! 

Guardando las proporciones, es aterrador darse cuenta lo sólo y vulnerable que estamos y lo falsos que somos cuando otros nos preguntan como nos va y decimos "bien". El dolor y la amargura son de mal gusto en este mundo light de falsas espectativas, es mejor ser politicamente correcto y vivir felices comiendo perdices, aunque sepamos sea gato por liebre.

La impunidad del abusador se sostiene en la resignación del abusado y pueblo oprimido, del que acepta el atropello por inercia y destino, del que prefiere que su cola este siempre entre las piernas, porque le han enseñado que la bestia y su propia bestialidad es peligrosa, que es irracional morir por una pasion encarnada en el alma, salvo que sea por la trasnochada patria en la cual hoy ya nadie cree, ya que el abusador siempre tendra maneras de encausar la rabia y falsa esperanza de sus oprimidos, si no es con fe ciega en las guerras nacionalistas chovinistas, será con la proyección virtual en heroes de pelicula o deporte. 

Nietzsche plantea que antiguamente los abusos sacerdotales de "primae noctis" (derecho de pernada), se realizaban como mecanismo para generar desapego del peon con su mujer ya que esta no le pertenecía. No creo en la pertenencia de una pareja, pero menos creo en la genuina intención de esta practica. Cada abuso tiene su torcida explicación. Quizas hasta un pedófilo en su perturbada lógica crea tenerla, que los demás queramos literalmente castrarlos, es otra cosa. 

El sadismo por repudiable que sea, es aceptado en sociedades de poder y doble estandard, que discretamente instruye masocas subyugados, dañando el soporte somático afectivo y su tejido gregario, instrumentalizado de la mejor manera posible en maquinas de guerra, como si fueran robots que traducen toda vivencia por sobrevivencia. Existir como tal, ya no es posible, siempre hay que estar sobre si mismo para respirar. La sociedad vertical de cualquier orden, aniquila la sensación de vida, aniquila ese espiritu nomade que aun revolotea entre los puestos sedentarios.

En el cortejo sexual, esa arrogancia elitista de pequeños señores que le mueve los chitecos a feligresas campesinas, como un magnetismo extraterrestre cargado de ego y altanería, me parece igualmente abusivo si implica engaño y falsas espectativas. Como dice Cioran en su "Silogismos de la Amargura": Mas valiente es aquel capaz de enamorarse de su criada, que el que gana mil batallas. ¿Que mas machista que la cueca, en que un huaso corteja una china? En todo caso el poder se ejerce desde la intimidad de la forma. Los hilos invisibles, los mueve muchas veces la amente del tirano.


Es más peligroso para la casta abusiva tener un grupo civil armado que solitarios estupidos sumergidos en la pasión histérica de un televisor con CDF y ESPN. Los ejercitos tambien se contratan, un mercenario es mas leal a una causa oscura que un apasionado e ingenuo proletario ferviente de defender lo que le han hecho creer es suyo. La pasión de las masas apaciguada, distraida e incomunicada es el mejor remedio para evitar la rebeldia de las mismas masas. La fe razonable es la conformidad del pequeño burgues, cómodo con su corbata que hace con nudo preciso un asfixia que no lo mata, pero le recuerda siempre el yugo en esa molestia e incomodidad. El yugo de un punk tiene otras formas.




La actitud bestial como todo lo iracundo, tambien es privilegio de los señores, los que se codean con el Dios que le han enseñado a su pueblo le deben temer. La pasividad popular es sorprendente. ¿Hasta que punto ser bonachón no es ser medio imbecil? ( Aunque esa arrogancia del intelectual autoconstruido y frio, me parece igualmente patético.) Hasta a Gandhi le daba rabia poner su "otra mejilla" y llegaba a la casa a pegarle a su mujer. Nadie sabe muy bien hasta donde le aprieta realmente el zapato, los que tienen generaciones de zapato tiene un aprieto kármico. 

No me en-mierda una secta de privilegiados que viven en su nebulosa de querubines meando sobre el mundo, lo que me en-mierda es que para vivir en esa nube y mantenerla “in crescendo”, ya que la novedad y acumulación es inherente a ese proceso, han tenido que recurrir a los más sofisticados sortilegios, alistando más “masa diversa y oprimida” a su show, muy lejos de ser masa crítica y anarca. El rol del depredador lo pueden tener pocos, para hacer sostenible el eco-sistema piramidal. El retorno inmediato es frenado por un mediador, que le basta subirse a un banco, para lograr una jerarquia.

El depredador mediador de lo mediatico, hace que el rebaño pierda su sincronismo, difuminando su fuerza colectiva interna, su circularidad de retorno inmediato a pequeña escala, su alineamiento como poder  gregario. Es dividido para ser gobernado, manipulado y sometido... psicopateado. Se ejercita la paranoia entre vecinos, se fomenta la sospecha entre pares, se culpa y castiga a los que saben que los secretos de dos no son de su Dios. Desde las etnias pulverizadas, crean grandes masas que luchan por consignas abstractas que llaman naciones, cargados de estandartes anónimos que representan cosas que a nadie encanta. La tribu sustituida por la patria ha hecho del otro un objeto util y de sí un pequeño dios que ama las cosas.

La cárcel ha llegado a ser la solución para evitar la reinserción con el trabajo comunitario lo que mata la generosidad de la misma comunidad, la industria y su ritmo imparable se devoró a la aldea y su encuentro sutil y esporádico, el estado burgués en pacto binominal con la dictadura proletaria ha hecho de la anarquía un sacrilegio, un templo lejano con un dios de exportación reemplazo así inadvertidamente la realidad de todas las tierras, de todos los rincones en que pueda emerger una genuina resistencia. Estamos atrapados en un éxodo olográfico escrito por siniestros guinistas, sin estar incorporados en la presencia mutua de un lugar verdaramente libre. 

Divididos del sexo nos masturbamos con la presencia de una maquina eternamente en vías de perfección. Negamos el goce de la mortalidad, que nos gusta en la culpa pero asusta en la razón. Preferimos perdernos en la autocomplacencia de una certeza  personal, que no pueda perturbar esa idea colectiva de Paz o Dios.

Esa certeza es simplemente una luz que a rato nos calma, cosmos como una porción de caos sujeta a la regularidad, que nos hace amables de cinismo sonriente, sabiendo que en el fondo no es y nunca ha sido un sentir de verdad. 

La sobrevivencia privilegiada y mejor posicionada, le pertenece a las castas capaces de elaborar la estrategia perfecta, capas de mantener oculta su crueldad con el mundo, mantener esclavos felices y castrados, subditos que llaman socios, gozosos de esperanza y conciencia con una simplista consigna hecha ideal universal: Se debe ser bueno a toda costa, para ver la belleza y verdad de ese reducido y absurdo mundo de conveniencias individualmente acordadas.

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