domingo, agosto 07, 2011

LOS BANCOS DEL IMPERIALSIMO INGLES, USAN LA DEMOCRACIA MODERNA FRANCESA.


LOS BANCOS DEL IMPERIALSIMO INGLES, USAN LA DEMOCRACIA MODERNA FRANCESA.















LA ETERNA ESPERANZA POR IGUALDAD Y UNA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA, ES EL CIRCULO VICIOSO, QUE MANTIENE A LOS BANCOS PODEROSOS E INTOCABLES.


Hace un tiempo, me sorprendio el fenómeno jesuita después de leer el potente libro de Pedro Morandé: Cultura y Modernización en America Latina. Ignacio de Loyola además de militar, estudio arte y quizás como Sun Tzu su método fue un verdadero “Arte de la Guerra”. La compañía de Jesús con el cual se mimetizaron los jesuitas en America, fue posteriormente un método mas utilizado por la masonería que la misma iglesia católica. Según Morandé consistía en dar forma a un “ethos”, espíritu o sentido común: dúctil, participativo, persuasivo y sugerente, que si bien tomo formas y se moldeaba a las circunstancias de los pueblos, estructuralmente consistía en que un líder representante de este “ethos”, guiara o evangelizara por medio de un ejemplo claro y explicito a seguir, casi como receta segura para el alineamiento con la salvación. Se podría decir que esta operatoria constituye luego las bases de cómo ser un ciudadano “ejemplar”, en términos de civilidad política de Saint Simone, en que más que el sentido de “afecto” por un entorno concreto y real, prima el “querer ser” parte de la “idea” de algo trascendente, parte de un ethos sin pathos, un espíritu sin apegos.

La potencia contradictoria del mundo latino-mediterráneo sin embargo impide que este modelo llegue a un “orden”, ya que es diferente al mundo sajón-nórdico, lo católico pagano es distinto al protestante ilustrado. Se debe a que este “ejemplo” en el fondo es imitable por el individuo que interna el ejemplo, no es un fetiche o un otro para adorar (y traicionar), amar y odiar, como pasa en el mundo pagano. Mientras el mediterráneo siempre esta tendiendo al margen, ya que el “referente” es uno adorable-excluyente, el nórdico esta tendiendo al centro, ya que su “referente” es un ejemplo-incluyente. Se ve en el simple ejemplo del sacerdote y pastor. Mientras el modelo nórdico siempre esta en proceso de “mejorar” parámetros, el mediterráneo esta en proceso de “romperlos”. Ahora, ambos tienden a riquezas distintas, como magistralmente lo planteó alguna vez Graham Green entre Oslo y Nápoles. Oslo por eficiencia logra riqueza y desarrollo, Nápoles por desorden logra pobreza y subdesarrollo. Sin embargo y aquí lo interesante: Nápoles es más “vivo” que Oslo, más chispeante, como si esa aparente “contradicción”, sea una manifestación mucho mas “humana”, donde un “espíritu” nunca logra el desapego con su contradicción, donde justamente el "humanismo" de pretender ser mejor ser humano, se transforma de ser la gran inspiracion a ser el gran chiste.





















El yo-dividido de R.D. Laing en este sentido es una ilusión patetica y no practica, aunque pueda ser practica y "servir" a algo... ¿un proyecto comun? ¿dictado por quien? ¿Dios? ¿El demonio? ¿Dios y el demonio? La deriva, la resistencia o el margen siempre han sido el lugar "real" para estar. El "espiritu democratico", si bien practico, es el cosmos sujeto a la "conveniencia" y "regularidad", que lleva o puede llevar a pueblos a una cierta "paz", solo eso es y me parece "bien". El problema es cuando esta "paz" nunca ha sido ni llegara a ser, y por lo contrario es una eterna "promesa", una eterna "tension" que "espera" un algo que nunca llega, y frustra y enmierda y explota... y luego se castiga y doma, y duerme, sucesivamente hasta el tedio, hasta que la tension se hace natural amargura esnob y obediente de algo absolutamente ajeno pero terriblemente asumido. Ser el "ejemplo" solo permite la "eficiencia", el riguroso que abandona la vida "licenciosa" por algo "superior"... ¿que mierda es eso? El hijo prodigo como descarreado fue el mas caro para "domar", los africanos han sido los mas disidentes y la "civilidad" no ha entrado ni a punta de tiranias. Los africanos hablan de "malditos dioses" mientras todos los zoroastrismos se ordenan con la polaridad.



















Por esto la iglesia católica popular y pagana no creía este modelo de la "eficiencia" algo real, ya que eso “otro” que tiene un líder o creyente, es propio del autentico “misterio” y “gracia” que no sigue un conducto regular o plan divino a priori para ser imitado, ya que simplemente aparece tácitamente, como genuina respuesta a esa situación particular irrepetible. Es una manifestacion de intensidad y no representación. Con “misterio” no se refiere a uno ortodoxo y moralista que mantenía este sentido de orientación oculto y vedado, para ejercer el control y en paralelo exigir obediencia resignada y culposa. Se refiere a un tipo de afecto paradójico que lo hace líder, y no un “carisma formal” contradictorio y escenográfico, en que implícitamente dice: “haz lo que yo digo, no lo que yo hago”.

Un buen empresario es un líder potencial y la influencia “real” con su entorno es fundamental, por eso creo mas allá que entienda las claves del éxito empresarial que pudieran hacer “surgir” su empresa, es fundamental pueda entender lo que es una empresa, como se vincula a un entorno y como este vinculo une o divide una comunidad de personas en la cual existe.

Un líder entusiasma con una idea con cierto “sentido común”, en torno al cual un grupo participa estableciendo lazos, comunión y trabajo en equipo. Un líder “humilde” (por decir algo como invisible) por lo tanto podríamos decir mueve sin ser la luz, sincroniza particularidades sin ser el orden explicito vislumbrado a priori. Es lo que Morris Berman en su libro “Historia de la Conciencia” llama: “líder paradójico”.

Quiero argumentar porque creo que este liderazgo “paradójico” hace mucho se ha debilitado y extinguido del planeta.

Una empresa es un sistema que interacciona con un entorno, que creo debe abordarlo desde un doble proceso: como “su” entorno y como “el” entorno.

Cuando la empresa aborda un entorno como “su” entorno, se constituye históricamente desde una experiencia interna de grupo y su tradición, en un proceso que parte desde un entorno y da forma a un acuerdo común o publico: de todos. Horizontalidad que permite la unidad o cohesión de un proceso.

Por otra parte cuando la empresa aborda un entorno como “el” entorno, se impulsa desde una visión externa a la situación real del grupo, constituyendo una idea abstracta o foránea del individuo que se inserta en un entorno, dando forma por “diferenciación” con este, a una situación privada: privativa de unos ante otros. Estratificación que permite liderar por diferenciación un proceso.

La primera se acerca y constituye como unidad del colectivo, la segunda se distancia y constituye como unidad al margen del colectivo, ambas necesarias para el proceso simbiótico con un determinado “entorno”. Al cumplir un rol de “satisfacer demandas y deseos” del resto (clientes) sin perder su cohesión y aporte singular, esta empresa puede sostener la interacción con este entorno de buena manera.

Así esta en “su” entorno como algo propio de todos y esta en “el” entorno constituyendo en paralelo algo propio y ajeno a todos que permite su “distinción discreta” con respecto al entorno. El sumergirse en el entorno es motivado por un afecto genuino y real, por un amor por lo propio de todos desde donde nace y se hace. La distancia por su parte, es la necesidad como “entidad” (individuo), de revelar desde un misterioso “paralelo” y no expuesto, algo propio y ajeno a todos, que será un agente potencial de ese “liderazgo paradójico”, absolutamente vinculado a su entorno, apegado a este.

Todo bien hasta que se tergiversan los roles y entra en escena el “líder ejemplar” por sobre el paradójico. Lo curioso es que burguesía ilustrada asociada a la izquierda, es la que instala el líder “ejemplar” por sobre el “líder paradójico” más propio de una tradición de derecha afectiva de la ruralidad no moralizada. Lo triste es que esta burguesía ilustrada, establece un pacto con la producción industrial emergente o nueva derecha foránea, aportando a este pacto lo que se conoce por: “el sentido al progreso”. Las ciudades modernas surgen en contraposición a la ruralidad desde estos “nuevos códigos”, en que los lideres sin la potencia de un lazo afectivo y paradójico, se tornan modelos “ejemplares” para dar a los procesos industriales sin mayor arraigo afectivo como el campo, un sentido “ideal” representado en “artificios” de institucionalidad urbana. Un claro ejemplo es el neo-palladianismo instalado en Estados Unidos por Tomás Jefferson.

Así hoy, el populismo abusa de estas “visiones o luces” formales sin afectos reales. Los agentes del estado moderno, burgueses ilustrados, actores de un simulacro popular, no son gente de un pueblo empapada de sus genuinos procesos y realidad. Son los intermediarios del espectáculo dirigido sin carnaval espontáneo, alimentando una razón “posible” de ser, el sentido del progreso en una actuación política, desde por ejemplo que el derecho divino fue puesto en escena en el palacio y jardines de Versalles, generando la envidia pero profunda admiración cortesana.

Con toda esta “distracción”, el desarrollismo abusa de imponer procesos autómatas sin revelar los signos locales sustituidos por esta puesta en escena. Los accionistas privados no son monarcas o lo que podría entenderse por realeza y nobleza. Son la imposición ajena que necesita la válvula de escape, el “show” de estas luces que simulan un sentimiento local, necesario para sostener el hacer ajeno de la industria por sobre el campo. El show-business perfecto.

El automatismo escondido que liquida el hacer afectivo, requiere este “nuevo sentido” y por tanto asume a la fuerza la “misión altruista” de responder a esa “visión ilusa” entremezclada y de confuso y nulo afecto, venerando ese ethos sin pathos. Los bancos en este escenario son así un medio neutro, supuestamente al margen, que sin embargo puede dar solución al desarrollo de esta nación o idea guiada por el líder “ejemplar” (en el fondo intermediario de los bancos e industria), y no el líder “paradójico” que genuinamente se hacia cargo de su propio proceso. Si bien esta “nueva” estructura ha dado la supremacía al “líder ejemplar”, el “líder paradójico” esta latente. Creo profundamente que aparece y desaparece, como ese espíritu nómade vivo en el corazón del sedentario. Miguel Laborde como también la Monserrat Palmer, hablan de ese santiaguino nómade, que le inquieta y rechaza esa “estabilidad” formal y aparente que construye de vez en cuando.

Por lo tanto los signos locales que emergen de lideres “paradójicos” como una especie de realismo mágico, los afectos reales ante el proceso y “que-hacer” local, ese “sentido” antiguo que revelaba las acciones dentro de un entorno propio y encantado, se pierde, lo que finalmente deprime la realidad local, que si bien se intenta dar respiro con estas “ideas novedosas”, su tristeza permanece latente.


Ese relato de la nostalgia, del romántico por una genuina nobleza, intentado ser puesta en la mesa por neo-materialistas como el historiador Fernand Braudel o Gabriel Salazar, es un relato que pareciendo peligroso, de comunista amargado y genuino proletario, paradójicamente lo único que pide, es una jerarquía “arraigada” y real… noble y monárquica, probablemente como lo piensa Julio Retamal. No es un estatismo moderno intermediario de los bancos, es una genuina soberanía.

Alimentar luces y visiones de sueños y anhelos (socialismos), distrae ante la imposición de procesos sin sentido, de tareas varias que permiten sofisticación novedosa y consumo suntuario (neoliberales). Parece que Nicanor Parra tiene razón: “La izquierda y derecha unida, jamás será vencida”.

Este nuevo “sentido” de la novedad por la novedad propio de la angustiosa modernidad y ansiosa posmodernidad, de la “cultura” como una distracción desquiciada acusada por la Escuela de Frankfurt, es una visión en que el “entorno” local propio, muta en uno ajeno y sin sentido, desencantado en términos de Max Weber. Rechazado por un espíritu esnob que elabora así el mundo local como algo siempre bajo premura o amenaza, que requiere de una eufórica realidad “otra” para salvarse… como por ejemplo la globalización. Esta visión es el relato acuñado por el optimismo oportunista, autodenominado liberal, mártir sobreviviente de su propio auto-boicot. Relato esperanzador de un fascista carismático, que si bien cuenta con la aceptación resignada de la gente, existe un rechazo existencial y visceral, al menos una “sospecha” en un foro interno latente, del desarraigado soñador, inserto en un entorno ajeno de equilibrio precario.

Me tildan de “comunista”, cuando paradójicamente y por lo contrario, me interesa que los “lideres” de este país actúen con la realeza que el corazón de un pueblo merece.


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