La fe en la redención como una impotencia, hace posible la fe en el progreso como una esperanza.

(¿Esta imagen del diablo da susto o risa? Codex Gigas)

La fe en la redención como una impotencia, hace posible la fe en el progreso como una esperanza.

(¿Semana Santa o Semana Chanta?)

Basado en un articulo escrito por Morris Berman (The Hula Hoop Theory of History) que trata sobre la sustitución de la redención de cristo por el progreso del hombre, hago la siguiente observación y comentario.

Estimado Morris:

Muy interesante lo que dices Eric Hoffer describe acerca del síndrome del verdadero creyente, como la de uno que se convierte con bastante facilidad, cambiando de un ismo a otro, ayudando así a que los "sistema de creencias" sigan su curso, manteniendo la sensación del vacío existencial ocupado con una idea o un objetivo particular, que tiene lugar en un determinado momento y que podría ser cualquier cosa, siempre que de la seguridad y confianza para mantenernos alejados del vacío.

Por otra parte no te refieres a que el fondo de este vacío tiene relación con una especie de budismo zen, sino con la redención cristiana, algo mucho mas relacionado con nuestra cultura occidental y no otro “ismo” prestado. Sin esta convicción de que el “ismo” de turno resuelve por lo menos temporalmente "todo" y prevé que esta angustia no aparezca, nos hace creer y sentir que estamos perdidos en la vida sin propósito o significado.

Un arquitecto chileno llamado Juan Borchers, llamó a esto "el circulo vicioso", lo que tiene relación con tu teoría “Hula Hoop” de la historia, en el sentido de que al dar vueltas y vueltas se hace un tipo de ejercicio que nos mueve y mantiene ocupados, pero sin embargo no aborda el verdadero problema de la redención, su tema de fondo. Es quizás como la esperanza en la caja de Pandora, que en lugar de que sea la última esperanza, es la última sentencia o el juicio final que condena o libera.

Muy interesante me parece también lo que dices Carl Becker afirmó acerca de que la noción de la redención cristiana fue replanteada por el iluminismo francés en términos de progreso, o la salvación laica, donde la utopía de la iluminación fue la transformación de la escatología cristiana (lo insondable del bajo-mundo) en la creencia de la perfectibilidad del hombre-cielo en la tierra (el mundo superior visible). Esto “visible” creo que no resuelve nada, sino que tan sólo anticipa el mito de la redención, con lo cual el occidente cristiano simplemente no puede existir si no esta presente. Cuando el conocimiento (la ciencia y la tecnología, en particular) vence a la ignorancia, un problema práctico se resuelve, pero no necesariamente uno existencial. Esto es la gran diferencia entre protestantes y católicos y su proceso económico y de desarrollo, mencionado por M. Weber, G. Greene o Deleuze cuando se refiere a la crítica que Nietzsche hace sobre la figura de los protestante de Kant, comprometido con la teleología.

Confiar en el futuro sin pasado, el progreso sin memoria (en términos de Nietzsche) o la perfectibilidad a nuestro alcance como "superhombres", fue considerado indistintamente por el bolchevismo, el fascismo o la globalización. Estos ismos compartían sin distinción la siguiente idea común: El verdadero conocimiento derrota a la ignorancia o en este caso al mal.

Pero creo que este "círculo vicioso de las ideas de carácter temporal" sigue y sigue por lo siguiente: Si la redención es la liberación de una obligación, y la redención de Cristo es la solución que dio al pecado humano por medio de su pasión y muerte, el problema es ¿cómo hacemos la aproximación a esta figura, concepto o idea?

No hay ninguna aproximación real al tema del pecado o la redención, porque la fe, que es supuestamente un regalo de Dios para comprender la pasión de Cristo, paradójicamente, nos condena de la experiencia de una pasión real. Para mí esta es la gran trampa de la Iglesia Católica. El don de la fe que Dios da para entender la pasión, no sólo nos aleja de revelar la pasión en nosotros como "misteriosos cuerpos amables", sino que además nos hace sentir culpables porque imaginariamente no vamos a su encuentro, ya que simplemente no podemos. La conciencia es como una visualisación fantástica que da paz, al anticipar el inconsciente con una fe razonable, pero que mantiene un dolor en paralelo a nivel inconsciente.

Racionalizar la imagen personal del sacrificio por los demás, conduce a un entendimiento de proyección externa, que anula el sentido de los afectos corporales adentro. Esta responsabilidad se entrega entonces a un otro como la imagen de mí mismo o álter-ego -Dios, (una idea sublime en la mente), que sacrifica a su hijo, dejándonos en deuda y con la impotencia de hacernos cargo de nada, salvo en el hecho de mantener la fe para poder entender esta pasión y darle gracias a dios por su sacrificio. La fe en la redencion en este sentido es una idea fácil de ser sustituida, porque como las ideas posteriores tampoco aborda la cuestión de la redención, pero además implica una idea condicionado a otro y no una idea que libera la mente a realizar el “uno” individual del resto de los "ismos". Sin embargo desde mi perspectiva es el ismo matriz de ese "otro", la idea del "uno como identidad" es una reacción a esa alteridad u otro. Por lo tanto mas que el cliché "conocete a ti mismo" voy por el de que manera nos comunicamos con el mundo mas alla de verlo como una amenaza permanente en la que antes se debia ser un siervo manso y humilde, y ahora se debe ser un oportunista-carismático y ganador.

Por lo tanto, si la fe en la redención es una manera de comprender la pasión como una imagen externa de un sí mismo proyectada en Dios para poder eternamente agradecer en deuda y culpabilidad pero manso de corazón, quizás se puede entender la "victoria secular" de la fe en el progreso y gloria como un conocimiento que se encuentra en nuestras propias manos capaz de derrotar el mal, ya que de alguna manera da una mayor tranquilidad psicológica para lidiar y hacer frente al vacío, que en el caso de la redención es vulnerable.

El ideal utópico anticipa la redención, porque una fe impotente no puede revelar la pasión en el aquí del mundo encantado, no puede revelar su impulso y su emoción más allá de una reacción caprichosa a la misma impotencia de la culpa. La antítesis de la falsa pasión "supuestamente regulado por la fe", hace posible la victoria de la salvación laica y una conclusión lógica para el mundo moderno, pero no psicológica como diría Goethe.

El pensamiento racional y los procesos lógicos nos mantienen ocupados de hacer frente a la verdadera pasión por la existencia, el "oro real" de la vida, el encuentro con ella entre los otros. Esta “acción o acto” del progreso secular, puede ser un engaño de raíz, ya que su tesis se sostiene en la antitesis, de que la pasión es pasividad, paz en espera y gratitud a Dios (lo bueno), y una energía dilapidada, violenta, promiscua y absurda, movida por caprichos reaccionarios al miedo por la angustia al vacío (lo malo). Pero: ¿Será “lo malo” la culpa de no abordar la pasión o motivo de existir aquí y real, sin tener que ir mas allá, en busca de una “función-ficción-sublime” que haga sentirnos realizados servidores del propósito de nuestro propio destino, sólo para poder liberarnos de un dios que nos culpa?

Observaciones para llegar al comentario:

Por encima de todo, no se debe tener exceso de entusiasmo por las ideas, ya que acusa una desesperación, acusa de que una idea fundamental compromete la propia existencia, cuando la idea es una herramienta no una finalidad. Es sano asumir que las ideas van y vienen, pero también existe la posibilidad de obsesión al ir de un “ismo” praa otro, coherente con el “ismo” de turno como también traidor.

Pero: ¿Existe algún sistema de creencia comprensible que de sentido y lo explique todo? Obviamente no, aunque la idea da cierta paz psicológica. La tendencia en el mundo es que ideas prudentes primen sobre las ideas locas, ideas que nos pueden mantener ocupados sin atentar, desplazándonos de un fin a otro, o en el mejor de los casos convertirse en “medios” para que el proceso sea un fin. Tanto los ismos o noúmenos como los axiomas o fenómenos de la ciencia son siempre provisorios en la historia. La relatividad así es de alguna manera sana, como el fanatismo doloroso.

Carl Becker afirma que la redención cristiana se convierte en progreso para la ilustración francesa y la salvación laica.

Significa la transformación de la escatología cristiana de ultratumba en la perfectibilidad del hombre, la transformación de la pasión y muerte de cristo como solución para salvarnos de nuestros pecados en la superación de la ignorancia del hombre con el conocimiento, la ciencia y en especial la tecnología como remedio o solución al mal.

De antes sentir culpa porque cristo muere por nosotros pecadores ahora se puede sentir esperanza por el nuevo desafío del hombre. Pero lo que hace posible este giro al "fundamentalismo laico", tiene relación a la manera de vínculo con la pasión misma. La impotencia a sentir genuina pasión por pasividad y culpa lleva a la nueva fe por el conocimiento, y se explica porque la pasión se entiende en otro como espejo y no encarnada en uno como vida.

Jacobinismo, bolchevismo, fascismo, neoliberalismo o globalización aunque utopías pasajeras tienen como idea común que el progreso y la perfectibilidad están a nuestro alcance, y puede ser alcanzada a través de un proceso histórico en el que cierto conocimiento puede derrotar la ignorancia como un mal y hacerlo luz conciente. La pasión de la redención en cambio no esta a nuestro alcance, este es el mito complejo de abrazar y el fondo de nuestra fragmentación y dolor. Montaigne dijo que el hombre no puede hacer un gusano pero si dioses por docena. Abusamos de la magia y visualización de ideas para articularnos con el mundo infinito cuando quizás es algo más simple, palpable y concreto que desde allí toca una raíz inconsciente.

La culpa de matar a cristo y no poder hacer nada, no se limpia con la luz del conocimiento, concientizar no es esa la cura. La teleología futura salva del determinismo pasado como un comportamiento hipnótico, pero se reduce a un mal intento de curación.

Si la pasión cristiana significa un sufrimiento profundo por un amor insondable, en el que la fe como un don que dios nos dio, es la única manera de comprenderla, paradójicamente hace de la fe una limitación mas que una bendición para acercarse a la pasión, hace conciente algo que tiene que revelarse inconsciente. La “fe razonable” de la que habla San Agustín que articula la escolástica con la ilustración siempre me ha parecido engañosa.

El don de la fe que da dios para comprender la pasión, no es tan sólo lo que nos aleja del encuentro con la pasión, sino nos hace sentir culpables de no ir a su encuentro. La conciencia anticipa lo inconciente dando una paz por la fe razonable, pero paralelamente un dolor. Racionalizar el sacrificarse por los demás, lleva a una comprensión externa, pero anula el valor de hacerse cargo por un sentirlo. Se otorga esta responsabilidad a otro, como a dios que sacrifica a su hijo y nos entrega a su hijo por lo que estamos en deuda, sin poder hacernos cargo salvo en la fe de comprender y agradecerlo. La fe en este sentido es una idea facil de ser sustituida, porque como todas las otras, realmente no aborda la problemática de la redención.

De hecho uno de los pecados capitales originalmente ocho, que fue borrado por Gregorio el Grande o Santo Tomás, es la desidia, en griego acedia, que significa: “no ocuparse de”, en este caso de la pasión, que queda como misterio congelado ante el cual se es pasivo, es anticipado por una comprensión que da paz y dolor simultáneamente. El pecado así es una cobardía moral de no reconocerse la pasión en el inconsciente, una culpa que se puede anestesiar pero no sanar con la luz del conocimiento.

El afecto propio en cuerpo, que revela el inconsciente es anticipado por concientizar el afecto de otro como imagen, como una supra-conciente o dios, un “gran otro” que justifica cualquier crueldad o masoquismo, sobretodo con uno mismo. La fe que supuestamente es un don de dios para comprender la pasión de cristo, es paradójicamente la condena que nos aleja de la propia pasión. No se cree en la pasión sino como un respeto a una tradición cultural, determinada y pasiva para el católico, teleológica y activa para el protestante que se resuelve en el compromiso del “protestante” que le critica Nietzsche a Kant. No hay fe real, sino es algo útil para la propia paz y lo políticamente correcto, ya que no hiere a nadie pero tampoco se compromete con uno, lo que al final nos angustia y culpa.

Por lo tanto si la fe de comprender la redención esta en otro y la fe en el progreso esta en uno, hace obvia la victoria laica. Una “forma ideal utópica” nos lleva a lo “supra” u otro dios futuro, porque la carne anticipada por una fe impotente no puede revelar su estar en el mundo aquí, su impulso y emoción mas allá de una reacción caprichosa a la misma impotencia. La antitesis de la falsa pasión “comprendida” por la fe, hace posible la salvación laica, el pensamiento racional y la lógica de los procesos.