Que muera lo eterno.

Que muera lo eterno.

Encandilado de tantas ventanas
me he atrevido a ignorarme en el tiempo
confundir mis pasos por anticipos
y arremeterlos en la memoria implacable

hacer de la memoria una dulce imagen
una huella suave encaminada a un infinito
tan familiar como intocable
que visto a una distancia justa pareciera poderse abrazar
pero ya los besos no podrán salvarme

ya no sólo jugamos con las palabras
el verbo ha moldeado otros espectros sin piedad
donde al entreverse ahora casi nada
nos arrebatan los sueños que emanaban de alguna sombra

la luz nos incrusta un latido que llama gravedad
y nos llama a ser agudos para salvarnos
y la melodía saca de las aristas una esfera
presentándola para siempre con un nombre al mundo

se inaugura así un signo lapidario sin memoria
un relato que sin huellas se justifica en el tiempo
un reflejo vago hecho para todos algo tan propio
un muro virtual de tantos rostros
que ha robado cada intimidad con el vacío
y la medida con mi cuerpo

reflejo que me seduce ante mis ojos
con un infierno sin fuego
y un cielo lleno de lindas esperanzas

Que tediosa es la paz
si su propósito no tiene un retorno a la furia

Perpetuado a la búsqueda infatigable de luz
En mis Sueños esquivos aun se ríe
Pero de alguna manera la mañana los olvida

¿Quien se atreve así decir
que la eternidad no es una condena?