lunes, mayo 14, 2007

SENTIR ESTAR POR TAN SOLO EXISTIR, SIN VER QUE HACER PARA PODER ALGO SER.






















El niño quiere ser grande, porque los grandes no lo dejan ser niño, esta todo cada vez más apretado, y se le dice tanta basura, se le exige tanta obediencia, para que cultive tanta disciplina y tanto rigor, hasta que se convence como viejo chico, que sólo podrá ser niño cuando sea grande y pueda merecerlo, el niño así se auto-financia en la modernidad. El moderno construye un espacio para volver a ser niño algún día bien lejano, con poco tiempo ahora, poca familia ahora, poco de todo lo que realmente importa ahora, o no sea útil al trabajo y la construcción invertida en este espacio futuro seguro por venir, que cuando llega el tiempo de habitarse, ya se olvido lo que era ser niño. Pero se tiene el espacio construido con tanto esfuerzo para vivir en nostalgia eso que se olvidó y quizás se pueda recordar antes de la muerte.

Se cree que la plata salva de los peligros del mundo, sólo salva del desgaste que nosotros mismos nos generamos, para tener la plata que nos pueda salvar, del desgaste que nosotros mismos nos generamos, para tener plata… ¿Sigo? Conclusión: La plata nos salva de nosotros mismos. La plata nos semi-sana y tiene a medio morir saltando, entre ganar y gastar No queda nada al final y canto para no llorar. Circulo vicioso de sobrevivir entre ganar y gastar o ganar y guardar para gastar g-g-g-g-g me ahogo.

Quien esta con la cabeza en el futuro vive muerto en el presente, hipotecando el estar aquí por hacer para un ser allá en cualquier parte menos esta, construir un yo para que los otros puedan querer sin que importe mucho que yo lo quiera, como si simplemente existir no fuera un motivo suficiente para ser querido y dejarse querer. No hay fe en la simple existencia precaria, hay que hacer de la vida algo mas de lo que se es para poder ser querido como uno quisiera que el mundo me quisiera. Sin estas condiciones, no me puedo dejar querer, seamos consecuentes. El cariño no se demuestra o exige, no es una transacción como tampoco un show que pueda reportar alguna utilidad, despertar algun frívolo interés, en cabezas huecas y corazones atormentados. Gente que no hace nada si no le sirve para poder contarlo, la cotidianidad vivida por la noción de existir uno en el mundo evidentemente queda excluida de esto. Existen entusiasmos pasajeros, desesperados por novedad y exóticos parajes para coleccionar experiencia de imágenes, memoria para fragmentar y acumular en álbumes del recuerdo, repertorios dignos de un hombre de mundo para la tertulia, como las que junta un turista japonés y su cámara, icono universal para la risa.

Que tengo?, puede ser mucho y tanto que me haga creer necesitar poco o nada. A quien tengo?, probablemente si observamos bien, a nadie, no cuento con nadie, quizás contenga eventualmente a otros y proteja, como ser contenido por otro-s protegido y querido desde lo literal o metafórico. Es fácil dañar como difícil sanar, de la misma manera que es fácil olvidarse que uno daña cuando se olvida estar en comunión con otros, donde un daño puede ser incluso irreversible. Vivir entre la sin memoria de un noble y el ni perdón ni olvido compañero. Perdonar es limitado, olvidarse diciendo que perdono por Dios es más fácil, lo que no mata hace crecer, pero lo que no muere se empieza a sospechar.

Aunque todos vemos las cosas distintas, podemos ver lo distinto que ven otros de las cosas. Creer saber como son las cosas es un buen pretexto para poner las cosas sobre la mesa y darse cuenta estar equivocado con el simple hecho que creer que se puede convencer a alguien de creer saber cómo son al parecer las cosas. No todo es llevable a la convención, de hecho muy poco lo es, lineamientos generales que no dicen mucho de la riqueza y complejidad de los vínculos, no hay que moralizar el misterio, como tampoco idealizar el paradigma de los acuerdos o lineamientos generales tan aburridos en resumen. El contacto es estar ante otros, compartir relatos y maneras, la intimidad del cara a cara muestra todo y no llega a nada e igual se quiere y busca siempre, es un cariño al final nada más lo que buscamos, unos se dejan querer otros se inventan para ser queridos, es un placer que puede tener sorprendentes escalas de sutileza pero siempre la constante de inutilidad absoluta.

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