EL GOLEM ES UN ENTE COSIFICADO SIN SUJETO RESIDUAL.: UN MONSTRUO SIN MÁS.

La idea de la modernidad es hacernos creer participes de ella, la influencia real y directa en esa participación es nula, al menos que tengamos la suerte de nacer en escenarios estratégicos muy puntuales o hacer esfuerzos titánicos para construirnos un nicho en la cuna de las decisiones. Hay entidades que creemos nos representan en la búsqueda de un mundo mejor pero es sólo idea nuestra. Espero que ese campo o paradigma de la idea se diluya definitivamente, y los hombre masa del mundo nos demos cuenta que peor que un tirano encantador es un retórico calculador que gana una elección, un tipo para el cual soy como todos una cifra. Estamos lejos de una participación local efectiva y libre de cara a cara, donde como todos se pueden mojar también se pueden quemar, ejemplo: no creo que el transantiago ha afecto a algún parlamentario? Por mucho que se hable de construir desde las “bases” en la política, existen tan sólo como un definición, al igual que todas nuestras leyes que no se fiscalizan o corroboran como se debería en la práctica para que de verdad funcionen, en ese sentido son una teoría de lo posible. Ser otro es alienarse como un ser aparente para poder subsistir, un romántico perturbado por como lo fáctico mueve el mundo, pero ser nada es cosificarse hasta el punto de ser un autómata, que cree ser participe porque ejecuta acciones que dan un resultado, generan un trabajo determinado por una acción, es ser útil pero no humano, es liberar el alma sin encarnarla. Estamos tan locos como generación de avnzada, que creemos que un ente u objeto cosificado es digno y que un sujeto, alienado como cosa rara y residual, puede ser ninguneado por este objeto digno, con su modernidad abstracta y virtual en vías de la pos moderna inteligencia emocional y sofisticada vida androide, que acumula información y experiencia en la itinerante red cosmopolita, que se renueva de novedad y forma hasta el cansancio, estrés y neurosis, sedada con la idea de que somos partes de ese algo: una maquina holística, que no permite alienación, sin melancolía, sin necesidad de cariño, que obliga a sus partes sin excepción a comprenderla como sistema y obligarse a tomar un rol en ella, hasta abandonarse y reducirse de lo residual, los retazos que sinplemente son lo encantador de habitar lo humano que esta por existir.