viernes, febrero 23, 2007

ESTAR ANTE LO GLOBAL Y EXISTIR, O SER HACIA ÉL SIN VIVIR?





Zizek habla de añadir un suplemento virtual (simbólico) a lo real como algo pre-ontológico y extraer lo virtual de esto real. Dice que los afectos flotantes que son potencias incorpóreas se crean en el encuentro entre cuerpos.

Pregunto:
¿Los afectos flotantes se crean en el encuentro entre cuerpos, o son los afectos flotantes los que hacen que los cuerpos se configuren de una determinada manera? Para mí existen dos categorías de afectos flotantes en términos de Zizek, impersonales, entelequias o potencias: las que emergen real y espontáneas y las que dirigen desde una trama invisible, instauradas como un virus-noúmeno de aparente libertad. La confusión ante estas dimensiónes etereas, es para mí la causa del mundo invertido y su graciosa dialectica, un ir y venir, encarnando un allá incierto de dioses paganos revelado en el aqui mágico, sublimando del aquí al allá que dirige un Dios universal, in who we trust for one dollar.

La actitud reflexiva sobre el propio cuerpo es la conciencia que sustituye los instintos reguladores que se depliegan en el lugar encarnando sus simbolos. La castración simbólica en estos términos desarticula lo simbólico del cuerpo, lo desenraíza y lo permite entrar a un campo incorpóreo. Se expone el sujeto, queda arrojado de la red local colectiva o automarginado de ella, por lo incoherente de su forma: verbal no verbal, sin afecto o unidad.

El suplemento virtual o realidad en este sentido es simbolización necesaria para salvar de esta incoherencia real ante la cual somos impotentes. La realidad es un paralelo idílico alienado, no una revelación de lo real. Esto por la incoherencia del contexto social, el territorio no se ama y comunica sino atrapa e impone, el lugar es una obligación no un goce, es atávico y fáctico.

Es lógica la necesidad de un violento corte corporal para entrar al campo de lo incorpóreo. La ilusoria omnipotencia del niño dañado por malos afectos y apego, genera una sensación de finitud atormentada que sólo se salva con la castración simbólica, lo que posibilita una brecha entre lo que soy inmediatamente y un mandato simbólico. Esto porque el símbolo aliena de la condición real contrario a exaltar esa condición, como fueron las drogas (reveladores) y son hoy las drogas (alienadores).

Lejos de ser un certeza íntima que mira el mundo, es una máscara, una insignia, un órgano sin cuerpo en el que mi nueva función construida desde la ficción, asume un deber para con un mandato, que siempre será más importante que mí estar inmediato, estar dañado y traumado que necesita algo tan simple como cariño y calor para revelar simbolismo encarnado en la comunicacion desde un mismo espacio y no tiempo.

Virtualizar y actualizar son parte de una misma operatoria instrumental, virtualizar impulsa a actualizar (situarse en la paradoja de la estructura simbólica universal) , como actualizar extrae acontecimientos del proceso y acomoda (moverse en la lógica de una economía corporal particular). Esta dialéctica apela al clásico: Pensar global y hacer local.

Lo particular no plantea la necesidad de sobrevivir en lo global (trabajo sin afecto obligado a ganarse el pan con el sudor de su frente), sino que cree encontrar en lo global su razón de ser (anulando su existencia caprichosa por algo más grande, ¿hay algo mas grande que un existir caprichoso?).

¿LA FUNCION DE LA NACION o el ente ES HOY LA RAZON DE SU EXISTENCIA?

La utilidad de un fenómeno no implica la razón de su génesis. Esto suena simple pero podemos ver en la práctica como esta utilidad como razon de ser se da de una manera espeluznante en todas partes sin ninguna conciencia o mejor sin ninguna historia de sano afecto que permita encarnar los propios símbolos y no ficciones.

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