Antropófagos de la urbe, a pesar de todo, las tierras aun respiran.
Resumen:
La vida rural, vernácula o prehistórica, se vincula a una tierra reveladora de signos, que consolidan un habitar unitario y mágico de una comunidad cualquiera con sus dioses y antepasados. Chamanes y sacerdotisas que viven en y desde estas comunidades intuyendo sus signos, se separan de ellas creando un paralelo a lo terrestre, un artificio abstracto. Desde este nuevo situarse, sus intuiciones se tornan delirios de poder que someten a estos mismos clanes terrestres a ser esclavos para construir y abastecer sus nuevos y complejos artificios. Esta condición fáctica para los sometidos engendra un rencor, que fundamenta una antitesis que a su vez inventa una tesis, un ideal o esperanza que oculte y compensa el rencor fundado. Historia de la dialéctica occidental. Invito en este trabajo a invertir esta dialéctica, donde esta antítesis fundada en el rencor por el delirio de poder, en vez de inventar una esperanza futura o tesis, penetre en el delirio hasta tocar esa antigua intuición del pasado. Donde en vez de purificar el signo con una tesis compensatoria representada por la urbe o soporte de especulación, pueda re-situar el signo en los antiguos soportes de afecto, las extinguidas tribus de la tierra, evocadas hasta hoy en el misterioso mundo rural.
Texto:
La civilización humana no es continuo que transita desde un “origen dado” hacia una “finalidad por venir”, no es un evolucionar desde un determinismo fáctico hacia un estado libertario, no es la superación del naturalismo por medio de un artificio del iluminismo. Lo natural y artificial ha cohabitado siempre en un discontinuo misterioso. Han existido desde lo inmemorable maneras muy distintas de soporte para el asentamiento humano en su particular vinculo con esta misteriosa dualidad paralela. Hace 5000 años en la constitución del templo o soporte artificial decadente, es donde el asentamiento humano unitario se polariza al representarse esta dualidad en un orden concreto y artificial, donde este misterio se hace representación e instrumento útil a unos pocos sobre otros muchos. El fenómeno natural es reducido a ser medio e instrumento de trabajo, para servir o alcanzar al noúmeno artificial situado en un abstracto de poder como su finalidad. La historia define ese vinculo más precario con lo natural como “precivilización”, así no se está abordando correctamente el tema del origen de la existencia humana, mas allá de una posible evolución lógica-racional, de un ser liberado hacia el conocimiento, acordado por un atomizado colectivo.
La jerarquía en los pueblos vernáculos era de un cierto grupo que compartiendo el mismo cotidiano, tenía su distinción implícita y no formal al estar en contacto con esta dualidad fuera del orden unitario, desde donde revelaba signos para el colectivo, siempre situado sí desde el mismo aquí. El colectivo todo, así habitaba un mismo lugar. Pero el templo o fortaleza materializa un escenario de exclusión, donde estos voceros revelan los signos ahora desde un allá. Al situarse los voceros del colectivo en el “allá del entre” y no en el “aquí del entre”, invierten el sentido de los referentes para el colectivo, situándose “ellos” en una posición privativa de representación, desde la cual en un inicio someten con enigmas fácticos para luego en un proceso de 5000 años, devolver la libertad e igualdad seduciendo con luces. Lo que planteo es que esta común verdad anhelada sea Dios o democracia que se vuelve a instaurar como una esperanza para volver a la armonía o paz, una hipótesis de trabajo, nada tiene que ver con la cohesión grupal vernácula que se añora en la intimidad afectiva. El anhelo individual es sólo una luz, una verdad de la mente que busca una salvación que imagina un allá futuro y libre en la utopía de la fantasía, en cambio la añoranza es un calor que se genera entre dos o más que se miran y se ven en un aquí, para recordar un pasado anterior que permanece y habita entre y con ellos, un ethos tácito, una epifanía mas allá de una actitud empática.
Esta nueva jerarquía o elite constituye en un inicio centros de poder privativos que somete a los otros a enigmas vedados, lo que llamo moralistas del misterio. En el proceso histórico estos mismos constructores de templos se transforman en constructores de sistemas en el orden social, invitando a los otros a ser participes de un mismo orden, lo que llamo idealistas del paradigma. Se abren así los templos sistemáticamente en estos 5000 años, que mutan desde cerradas fortalezas, a interiores de representación religiosa o institucional. La dicotomía templo-márgenes se unifica con el tiempo, sin perderse eso sí la jerarquía de determinados puntos sobre otros, pero estos focos vedados y enigmáticos se invierten y pasan a ser representaciones de luz y esperanza para ser de ellas todos participe, moldeándose la nueva urbe. ¿Cómo? Es la tesis que surge de la antítesis, conspiración secreta de sabios que invierten el pensar, inventando la vuelta a un pasado que parece futuro y atrapando el futuro en un estéril y amenazante pasado de la mala conciencia.
Una dialéctica cerrada en sí sin misterio por manipularse los fundamentos que se conservan y las aspiraciones que nos liberan, tránsito hacia una luz fundamentada en el miedo. Un caos previo que justifica y da lugar a un cosmos, la inquisición previa que justifica la ilustración, la tiranía previa que justifica la democracia, la antitesis que justifica la tesis. Un desenlace desde un “incierto” y aparente caos fortuito que es reparado por la buena voluntad de iluminados. Esta dialéctica se repite en la historia. En este proceso se mantiene una misma constante, al polarizarse el grupo unitario en dos, lo natural y artificial que cohabitaba en un discontinuo misterioso abierto a lo real, es representado en un paradigma cerrado y virtual, por estos dos polos sociales que transitan desde un naturalismo marginal hacia el centro de iluminados. Se crea una inversión de la dualidad, cuando la unidad social pasa a representar la dualidad en un coexistir abstracto y cerrado, opuesto al cohabitar de la dualidad discontinua y abierta a lo incierto, a dioses y antepasados, en donde el colectivo era unitario e intra-grupal ante un mundo vivo y enigmático y no sólo un mundo útil para la “salvación” o “evolución” auto centrada de este paradigma holográfico, que utiliza y se alimenta de los misterios del mundo, sin “topo filia” o amor a la tierra.
El aquí real de un colectivo que esta y existe, se centra en torno a un allá de aspiraciones. Este allá conocido como el infinito o la res extensa, lo defino como la anticipación del vacío, donde el vacío que una vez abrió las intuiciones del mundo sin dar cabida a ser abordado, es anticipado por este infinito que permite imaginar formas para el mundo desde un ámbito abstracto aparentemente inconmensurable y que se puede habitar, la fantasía, dimensión además de posible sincronismo. Este abstracto plantea con sus representaciones, posibles tendencias que pasan a ser controladas por los medios, donde se van anticipando las posibles pautas de comportamiento manejadas en un campo de probabilidad para ser replanteadas sucesivamente. Una especie de “matriz” cada vez más eficiente y compleja por el hecho de permitir cada vez menos accidente humano, entendido como nuevo acontecer ajeno a la diversidad ofrecida. Los oráculos, la especulación bursátil, la moda. Es un artificio cerrado en sí, donde el vacío y naturaleza es cada vez más accesorio y la dinámica especulativa de referentes relativos nos perpetua en la búsqueda de un calor que se mira en la mente pero no se puede tocar con el cuerpo.
En los inicios al crearse estos centros de poder que se instalan en determinados puntos por el planeta tiende a forzar la posible coexistencia de ambos mundos en un mismo ámbito, por medio de un puente terrestre-celesta, la ciudad de los muertos al lado de la ciudad de los vivos. Una polaridad separada que sistemáticamente va configurando un entre de vínculos, hasta lo que es hoy la clase media. Los sistemas más complejos de civilización o cultura, son por lo tanto el resultado de un desenlace de sucesos o eventos que hacen evolucionar desde formas más precarias de asentamiento hacia nexos y complejidad. Manejando mecanismos de defensa y producción más eficientes que ordenan una complejidad creciente de población esclavizada, disponen de tiempo para la elucubración de mundos que representan amenazas o esperanzas, configurando una compleja visión de mundo útil a sus propósitos. Esta complejidad es un laberinto sofista o sofisticado, donde la teoría es simplemente un mito que el entendimiento bosqueja sobre los poderes de la naturaleza, para que los enigmas puedan servir aislados a determinados fines.
Estos centros de poder son la urbe, la naturaleza que sirve a sus propósitos, el campo. En un principio en dicotomía, hoy integrados. Urbanización del mundo campesino, extensión del núcleo civilizatorio a un vasto territorio. Los colectivos aislados y la comunidad se disuelven, entendiendo comunidad como manera cultural y no como colectivo social y productivo. La tribu primitiva se transforma en sociedad industrial insertada en los mecanismos del sistema político-económico, donde la difusión de la civilización en el campo, borra su antagonismo con la ciudad, por invertir su polaridad terrestre en celeste. La inversión de este orden iniciada hace más de 5000 años, es lo que sostiene a mi juicio la dialéctica o discurso occidental, donde lo rural ya no se identifica con el medio natural, sino como un artificio más de esta urbe global, que transita en un “continuo” desde la precariedad-rural incomunicada, alguna vez subyugada y marginada, a la sofisticación-urbana, plataforma al sincronismo con la gran especulación. La individualidad entra en contacto con la luz abandonando el calor de la escala de afectos y complicidad. Ya incluso no es necesaria la emigración del campo a la ciudad por ser posible el poder descentralizador sin concentración, donde ahora el asentamiento más elemental es parte de un continuum inacabable cohesionado por la tele-presencia o red virtual. Se va reduciendo el desorden a orden, el caos a cosmos, cosmos como porción de caos sometida a fijeza y regularidad donde resplandece la armonía y todo marcha siguiendo las normas predispuestas que el intelecto descubre. Subirse al flujo y entrar en sintonía con el paradigma instaurado y situarse en él de la mejor manera posible con inteligencia emocional y no afecto incondicional. El acto de moverse por posición.
Básicamente lo que se pretende aquí plantear, es que los soportes artificiales o templos surgidos de otro orden que llamo del vacío, surgen como necesidad de acentuar la vivencia de un ente para con su lugar. Esta verdadera posesión existencial que lograban estos artificios conecta con revelaciones misteriosas y siniestras de un allá incierto e inasible para encarnar en un “aquí” real, como una conciencia solitaria que cohabitaba en complicidad con un colectivo inmediato, cercano y afectivo. Distinto es ser inspirado por representaciones bellas y sublimes, posibles de alcanzar para “ser” en un “allá” (eternidad o iluminación) previamente validado por un colectivo que se instala a su vez en un infinito universal emergente, sea liga griega o imperio, donde el colectivo es ahora plataforma de difusión, útil para saltar como individuo a una esfera o territorio mayor. Así, la experiencia del ente ante un colectivo que “mira y vive” como mundo acotado y tutelar, se torna punto de vista particular más, sobre un infinito abstracto donde “el mundo” se hace comparable como representación que ahora se “imagina” y vincula con este nuevo paradigma que se torna sistemáticamente referencia y nuevo sentido. De ser el colectivo cohesión que encarna en un ente revelaciones, se torna colectivo de difusión donde el ente es individuo que se proyecta en el universo. De mirar aquí comenzamos a imaginar una posibilidad en un allá. El “amor a la tribu” que constituye soporte de contención, se sustituye por el “amor a la patria”, originario nacionalismo que hoy se proyecta y abre a la globalidad. Nacionalismo de poderío simbólico imaginado pero ya no intuido, por estar en dicotomía con la afectividad terrestre concreta, que desde su origen sustituye con una apología abstracta del lugar nativo, una representación que anticipa la misteriosa comunión étnica, que va transando y mutando de estandartes de guerra a banderas e himnos de paz, llegando a “puntos de vista” en consenso hacia una misma esencia universal... ¿platónica? El materialismo del mundo se sostiene en este ideal, forzar la esperanza con cajas negras, donde la esperanza no es mas que un palo blanco.
Pueblos dispersos son hechos participes de una misma construcción especulativa, sistemáticamente va matando su propia sabia terrestre y local, convirtiendo la visión de lo vernáculo de discontinuos cómplices en vínculo intra-grupal con sus dioses tutelares, en estados precarios y dependientes donde la condición de anhelar un infinito (hipótesis o tesis) que anticipe el vacío, hace de su aquí un sin sentido. La situación antes gloriosa de estar aislado, se convierte en carencia y sentimiento de desconexión, desde el cual se debe emerger para situar en los mejores parámetros posibles de esta nueva visión o ilusión global, referida al paradigma-universal de cada época (liga griega o cualquier imperio.) La reducción permite difundirse como representación intergrupal en ese paradigma global de un mismo dios referente ordenador o colectivo de dioses referidos a un mismo orden, red de puntos ligados y contenidos en territorio abstracto, como los templos que ubicaban los benedictinos de acuerdo a una analogía con alguna constelación. Se deja de mirar el mundo para imaginar y hacer vivo otro. Herder hablaba de añorar lo distante en la inmensidad inasible, lo cual no es lo mismo que anhelar un lugar o posición imaginada en este nuevo mapa prefigurado, virtual u holográfico donde vacío no es igual a infinito.
Estos llamados “entes” que encarnan revelaciones desde el vacío son custodiados y protegidos, chamanes o sacerdotisas, son motivo afectivo-instintivo por preservar un misterio encarnado en dioses de carne y no representaciones e ídolos de humo. Semidioses con un mirar, observar y nombrar poético capaz de revelar signos y hacer emerger de un lugar lo vacuo, desbordado y mágico. Esta magia o goce contenido en escala es transfigurado y hecho propósito cognitivo-conductual, que se refiere a poder imaginar una divinidad ahora representada y presentada por un intermediario foráneo situado desde un allá, que sustituye y anticipa la divinidad encarnada de un ente local entre nosotros. Situar una representación divina en un paralelo imaginario al cual se puede aspirar y tender, posible de imitar en el ejercicio de un hacer que es ejemplo de tal inspiración, construyendo hábitos y conductas con matices locales pero basados en este “a priori” abstracto, que puede además difundirse como forma cultural a otros pueblos. Se trata de la importación de una “esencia” cultural nueva que incentiva ser procesada, internalizada y exportada nuevamente, un virus. Este fenómeno empieza a vincular los lugares a otro ciclo, una nueva dinámica que ocurre primero por la fuerza militar religiosa y luego por la persuasión política económica, es el momento en que los signos de un colectivo quedan desterrados del lugar y abstraídos a una utopía o no-lugar, el origen del éxodo, el arca de la alianza, la divinidad exportable sin lugar y en tránsito perpetuo, es el momento en que surge la cultura donde: “Ningún lugar es suficiente, pero se puede adaptar a cualquier lugar” como sostenía Teilhard de Chardin. Esta adaptabilidad al lugar puede leerse también como adaptar el lugar y obligar invitando a los otros originarios a participar de esa coexistencia en el no-lugar “importado y exportable”, ya no se trata de cohabitar en paralelos reales con un mínimo de vinculo, sino coexistir en un mismo soporte virtual que se propaga desenfrenado por el globo y anticipa esa añoranza primitiva de la que habló Herder. Paradigma instaurado o res extensa, infinito donde cualquier forma tiene cabida en la medida que tienda al mismo propósito, particulares en el mismo ámbito de especulación, que llena las mentes de ruido y concatenaciones absurdas, hoy con el nombre de “progreso en paz” donde unos pocos lo anticipan y manejan haciendo parecer que de alguna u otra manera todos somos agentes vitales de su crecimiento.
Este estado percibido o mejor dicho imaginario inventa la necesidad de superar o transformar una supuesta pobreza de situación local, que más que superarse se hace tan solo compleja y sofisticada en la medida que se empieza a situar (oficializar e identificar) y avanzar (producir y tributar) sobre el paradigma instaurado, permitiendo mas bien la superación y validación de los difusores y promotores de este discurso en construcción, mediadores o medios que comienzan a controlar la noción de mundo y el mundo, sirviéndose de este y auto-denominándose su servidor, donde servir les sirve: “Supero mi propia pobreza e incertidumbre, sirviéndome del país y los pueblos”, para mí la doble cara de la democracia neoliberal y el discurso “socio-bursátil”, estrategia económica imperial de hacer a todos participes de su mismo progreso global. La clase política efectiva en este contexto es la que difunde este discurso de esperanza y optimismo al pueblo y abre escenarios de explotación y riqueza para inversionistas extranjeros, manteniéndose en un “entre”acomodado, donde dice sensibilizarse por una injusticia que no vive y de la cual no es responsable. Los medios condenan la corrupción y delincuencia “en” el país, pero elogian la venta y apertura “del” país. La clase política esta tan obsesionada en facilitar escenarios a la inversión extranjera, que tiende a forzar los cambios en todo ritmo local, instaurando verdaderas calumnias al mundo, justificadas con el argumento de una necesidad de ser compatibles para poder abrirse al mundo global. Creer que la política internacional regula a las multinacionales y crea condiciones laborales más justas que una pasada oligarquía local, es muy cuestionable. La ONU es el palo blanco del FMI, la caja negra. Incluso la proletaria internacional sostenía: “Son unos hijos de puta, pero son nuestros hijos de puta.” Quiero aclarar que esta nueva elite que llamaremos “invertida” tiene dos caras de una misma moneda, izquierda derecha, que ha construido una dialéctica de 5000 años, polaridades en busca de un mismo propósito, que asumen roles complementarios para dominar el péndulo y repartirse la torta 50 y 50, fifty-fifty. En este contexto, Latino-América siempre será un simple proveedor:
Noúmeno vacío hecho infinito, finalidad
Fenómeno vacuo hecho utilitario, medio y media
Sacerdotisa, bruja, musa de Dios, unitario
Chaman, sacerdote, demonio de la ciencia, dual
La elite idealista del paradigma ilustrado, sí
La elite moralista del misterio de pecado, no
Libre interpretación cabalista de la Biblia
Resignación ortodoxa de la Biblia
Palos blancos del ámbito público, opinión permitida
Cajas negras del ámbito privado, tabú prohibido
Comunismo, radicales, socialismo renovado
Fascismo, conservadores, capitalismo avanzado
Escenarios para la liberación individual
Escenarios para el condicionamiento colectivo
Iluminismo del uno, ilusión que seduce
Naturalismo del dos, miedo que somete
Pro-activo del derecho, imaginación y esperanza
Re-activo del deber, obligación y culpa
Urbanización de la creatividad social difundida
Industrialización de la productividad social
Causa de la revolución democratizada. (igualdad)
Causa de la tiranía instrumentalizada. (desarrollo)
Especulación y libertad su derecho, demócrata
Trabajo y la obediencia su obligación, cristiano
Subconsciente elevado por el supra-consciente.
Inconsciente ocultado por el consciente.
El aquí vivo y real se torna amenaza, el allá imaginario y virtual se torna ideal para el encuentro. On-off del orden binario que nos lleva hacia un automatismo imaginario, donde la inteligencia artificial que nace de una analogía humana, transforma la realidad humana en esta misma analogía, un espejo, un reflejo involutivo. El hombre inventa a Dios y crea el robot, el robot hoy inventa el nuevo hombre. Un sistema genético inmutable se puede reprogramar pero las partes constitutivas que se regeneraban mágicamente, deben ser transplantas como en una maquina. “La ilógica de lo viviente”.
La urbanización es un proceso indisociable de la revolución industrial, porque para ser parte del ágora, circo o urbe de show e información hay que trabajar en la elaboración de productos y servicios que sostienen estos aparatosos privilegios. Si las revoluciones productivas agrícolas explican la ciudad o la ciudad como concentración demográfica explica el desarrollo de las sucesivas revoluciones agrícolas, da igual. Ambos de acuerdo a este supuesto coexisten en un mismo continuo. Sólo en la medida que un espacio se halle incomunicado, podrá hablarse de cierta carga rural, cierta comunión tácita en áreas deprimidas y despobladas, cierta resistencia afectiva a admitir que la concentración y desmedida escala humana es deseable, cierta complicidad con un misterio que desborda de vida un lugar cualquiera… que por suerte aún el mundo desconoce.
La situación de “un estar en comunión afectiva” en y entre las cosas de un lugar cualquiera revelando el “existir y desplegar” único de un cuerpo instintivo, se “invierte.” El despliegue instintivo o intuitivo se reduce a la conciencia, que no es más que la contención o represión del instinto o intuición revelada en el lugar, para ser sublimada, instrumentalizada y encausada hacia un escenario libre y necesario del nuevo “allá”, donde un “ser” imaginario, el yo más cercano, reflexiona un espejo y hace vislumbrar una proyección que es su reflejo. Un alter ego en la utopía difundida por la escolástica, artes liberales e ilustración que dan lugar a esta universalidad en curso. La reducción de individuos instintivos en complicidad intra-grupal con un lugar, una vez dislocados, hace posible la liberación y proyección de estos “self made” hombres, para movilizarse como representaciones de signo sin soporte, que se difunden especulando y especulándose en este nuevo escenario “virtual”. El poder así, se torna el intercambio y difusión de un discurso “intergrupal individual”, más que la consolidación de una gramática propia “intragrupal colectiva”, discurso eternamente “situable” en “un allá posible” de imaginar, pero nunca “situado” en un “aquí real” que se pueda ver. La conciencia reduce el afecto a algo útil, anhela lo sublime y usa la reflexión anulando y sustituyendo el instinto, fenómeno que se conoce como civilizar la barbarie. La inteligencia no es tan esencial como lo es la perfecta seguridad funcional de los instintos inconscientes reguladores. Hoy no se percibe la existencia de lo cercano, sino que se especula un ser en lo global, lo universal, donde los medios de comunicación son “claves” desde las cuales la gran masa humana lee y construye su noción de nuevo mundo llenándose de información.
El ojo de aunar los demás sentidos en un cuerpo en comunión con un lugar, los anula e imagina sin cuerpo y por lo tanto sin lugar. La vista o el ojo es el sentido más divino del cuerpo, lo que no es lo mismo que la imaginación, una mirada para adentro que pretende ordenar el mundo a la imagen y semejanza que le acomode. Al mirar mi mundo me siento parte de él, al imaginar otro mundo siempre siento la eterna carencia de algo en lo real, una verdadera tragedia platónica. En el campo se mira, en la ciudad tan sólo se tiende a imaginar, fantasear y hacer del “smog for snobs” algo sostenible. Para mirar debo recorrer un lugar, empaparme de él, para imaginar un lugar me basta contemplarlo desde la distancia y transitarlo. Una mirada en perspectiva y holista que da el sentido hacia el cual progresar atomizado, donde situado desde un allá ordenador argumento el aquí fragmentado, asumiendo ciertos determinismos se me otorgan grados de libertad. El fenomenalismo de Kant es una síntesis perfecta de esta dualidad, el “progreso con sentido”, donde la situación de asumir ciertas condiciones o juicios a priori del espacio tiempo, fenómeno moralizado que se obvio mirar, puede ser medio para la liberación del noúmeno divinizado que necesito imaginar. La cosa o fenómeno tiene ahora una utilidad demostrable, que se confunde como dice Nietzsche con la razón de su génesis, genealogía de la moral. Un orden moral de la represión aleja del culto terrestre, la inquisición. Un orden divino de la inspiración acerca al culto de la urbe celeste, la ilustración. Entre ambos un orden natural, las gentes de la aldea, pueblos llevados por el camino de esta dialéctica.
La gentes de la aldea ya no trabajan para el terrateniente, ahora producen para la ciudad y aunque saben que los negociantes que les compran también los explotan, encuentran en el mercado el camino de la libertad. El nuevo sueño del campesino como del obrero es tener un primogénito ilustrado, por despreciar su obrar al ver como abastece y resuelve con trabajo duro la pomposidad del burgués ilustrado. Esto ha llevado con la “igualdad” y el libre mercado a la sobreoferta intelectual de mandos superiores y la mirada despectiva a la mano de obra, incluso la mas especializada de los mandos medios, donde las antiguas escuelas de arte y oficio aspiraron y lograron ser seudo-escuelas técnicas. La mente popular es sometida y persuadida a accionar y situarse en una ilusión de mundo, creyendo en esta calumnia hasta hacerla propia, transformando esta posible visión de mundo en un mundo concreto y real, profecía auto-cumplida, donde el intermediario que se ha servido de esta situación, es invisible como difusor de esta realidad. La realidad es una construcción del lenguaje, de un sistema de signos que siempre a manejado una elite que conserva una matriz ciega, liberando imaginaciones en un paradigma feliz. Una matriz como reducción e instrumentalización conductual del fenómeno local o genio del lugar, hacia un paradigma de cánones y patrones cognitivos de imitación global o espíritu de época. Se fija el movimiento real del cuerpo que miraba el mundo y se moviliza un escenario virtual de la imaginación que puede prescindir de un cuerpo. Fenómeno fijado por el quantum y noúmeno movilizado por la relatividad, que va de lo micro a lo macro.
Las imágenes anticipan el fenómeno, las grillas lo censuran. Doble estrategia para hacer el sistema sostenible y estable... esperanzador, para que en un progreso en busca de la paz fraterna y un bajo riesgo país, siempre vea la paz como una idea por venir que de esperar nunca venga, una imagen que se perpetua en el tiempo para no habitar los espacios y todas las tierras. Porque la gran ganada de la religión y la utopía es que nadie se da cuenta que el cielo o el sistema perfecto deben ser mas fomes que la cresta, ¿Falta de imaginación o abuso de ella? Exceso tedioso de fantasía, donde el ángel cae y el buen hombre delira. Vean a Oslo en relación con Nápoles, la primera óptima en funcionamiento por haber sido bien imaginada y planeada pero esta en el presente llena de depresión, la segunda un desastre funcional que vive y mira el paso pero en donde no se sabe lo que es el colon irritable. La felicidad es un mito de la eficiencia. Lo que se pretende en este trabajo, es plantear que sólo esta inversión epistemológica entre: elite y pueblo, hace posible que el pueblo quiera emerger para ser elite, lo que antes no era de interés para el pueblo, es hoy su única salvación, clase media que emerge entre la nada y aspira a ser todo. Fenómeno del norte protestante, con replica estresante y frustrada en el sur.
Los dos ámbitos de lo artificial y natural se invierten, lo artificial de ser revelación que se encarna en el goce natural, se torna idea necesaria para salvarse de la tragedia natural. Esta nueva elite le roba el calor al pueblo y le da a cambio luces. Los templos de una elite hermética se abren a la esperanza y la utopía por medio de sistemas sociales que invitan al pueblo a la especulación y creación de nuevas maneras “modernas”. Pero a su vez las aldeas naturales del pueblo se reducen por esta misma elite a un hacer automatizado e industrial del rendimiento y la producción, donde se obliga al pueblo a trabajar y olvidar sus viejas maneras “tradicionales”. Este es el cambio de foco de lo rural a lo urbano. Las palabras escritas en el lugar se transforman en signos lapidarios (inquisición) que deben liberarse e imaginar sueltos en una nueva dimensión de ilustrados o iconoclastas. La urbe, nueva tierra de sueños despiertos, plataforma de esperanzas, libro abierto, rueda de la fortuna, ágora, oro de la alquimia, pan y circo.
Los templos eran centros herméticos de un origen artificial inasible, donde se miraba de frente el vacío o tal vez alguna delirante visión, surgida por el contacto con el silencio y la masa de estos contenedores de poder, capaces de encarnar signos de dioses y antepasados en chamanes y sacerdotisas. Esta especie de elite, ajena al orden terrestre, guiada tal vez por una tierra interior a la tierra, establecía las condiciones para cohabitar con los otros, que por diversos motivos se instalaban en la cercanía. Establecía las condiciones por ser agente portador de ciertos signos revelados como huellas en las cosas del lugar, que debía saber administrar al ponerlos en contacto con el otro grupo de origen y despliegue natural, lo que es clave para determinar su unidad o dicotomía, su realidad vernácula o decadencia civilizada. Estos dos ordenes han cohabitado de muchas maneras, Prometeos que revelan el fuego único desde un interior. Este semidiós no constituía un ejemplo imitable, no era la sima de un camino continuo por el cual deliberadamente se podía optar, era un misterio el porqué al poner en contacto un cuerpo vivo con ciertos signos, se revelaban en “él” fenómenos mágicos que le eran propios y ya no colectivos, por eso cohabitaba en discontinuo. El coexistir en cambio tiene que ver con compartir signos representados sobre un mismo continuo, donde la elite en este caso es la que esta mas adelantada en el proceso por estar en posición, lo cual le permite ser referente y conductora de la realidad porque ofrece paz y tranquilidad sostenida en la ilusión de que existe un avance, un acercamiento a este vislumbrado a priori que anticipa y presenta como evolución y expansión de sucesivos paradigmas. Así el contexto perceptible muta de concreto y acotado hacia uno abstracto y vasto. El existir y revelarse de signos en el mirar de cuerpos presentes y próximos permaneciendo en escala, es sustituido por difusores de representación de signos sobre un campo imaginario sin cuerpo o escala. Donde lo oral es sustituida por lo ilustrado, más lógico para tal escenario.
El templo o recinto cerrado necesitó a veces de un soporte físico monumental que aunque servia a muy pocos, requería del servicio de muchos para ser construido. Aunque la esclavitud es la explicación lógica para hacer esto posible, creo que en torno a los puntos sagrados de pocos, donde muy gradualmente se podía ir constituyendo soporte monumental, se disponían estos clanes de “muchos” natural y espontáneamente, desarrollándose diversas maneras de vínculo. Esta situación de que la minoría planteaba las condiciones, no era motivo de levantamiento para las mayorías, porque las mayorías podían servir a la construcción de algo que ellos no serían participe, pudiendo así vivir su orden y maneras, una cultura popular, que a diferencia de la anterior, consistía en la festividad, el goce, el sexo, la fertilidad y comunión mágica con la tierra y sus procesos naturales. Ciclo renovador que encarnaba la presencia de los muertos, vivos en la memoria y los sueños, distinto a la fantasía, fatal y luego esperanzadora que fue más adelante instrumento de manipulación de parte de los señores del templo para invitarlos a imaginar otra realidad. El culto terrestre fue herido y extirpado y luego imaginado como tierra prometida, decadencia. Los templos de pocos demandaban e imponían ciertas condiciones al pueblo, pero sin atentar contra sus vínculos a lo natural, sus maneras y referentes mentales de mirar y habitar. Los conflictos no se daban por lo tanto por levantamientos sociales ascendentes que aspiraban, sino por imposiciones descendentes aceptadas de manera tácita o con cierto grado de resignación, esto cuando se trasgredía lo que llamé “La correcta administración de las potencias al ponerlas en contacto con el pueblo”. Si no existía la intuición en esta elite, capas de hacer el instinto depredador o poderío, algo noble y real, se dañaba la sutil magia que desbordada en la comunión grupal, se dañaba los sueños de la carne y del lugar, las premoniciones emanadas del fenómeno natural se extinguían y se tornaban fatalidad devorada por el delirio y poder de templos sin realeza, lo que se entiende y sólo recuerda hoy por elite sectaria e imposición arbitraria sin divinidad, alteridad y antítesis que hace posible la tesis de la utopía y la democracia y la identificación con la nueva visión. Una fuerza antítesis que se “vuelve contra sí misma” y entrega su voluntad a una tesis. Existió un fino umbral entre el artificio intuitivo y el artificio de delirio, pero en vez de volver al artificio intuitivo, hoy avanzamos a un artificio de la esperanza, la tesis, el palo blanco involutiva que se auto proclama evolución.
Cuando el pueblo expresaba la presencia pasiva de los dioses o verdaderos “dii otiosis”. Cuando los signos actuaban subyacentes a la expresividad natural, se constituía un correcto cohabitar de estos dos mundos. La tradición no viene del pueblo, pero si emana del pueblo. Ser elite no era una vocación imaginada a partir de una representación de lo verdadero, era una revelación incierta, una gracia, una necesidad existencial, esencial sin embargo para la constitución simbólica que surgía desde cada particular comunidad. El artificio semi-divino cohabitaba con la naturaleza, emanando de la comunión grupal, sin nexos, sin esperanzas, sin representaciones de un mas allá posible de alcanzar o aspirar, como dije, subyacente pero vivo, “extraído” y emanado de la tierra y no “levantado o elevado” para que “pareciera” viene del cielo.
Él mas allá antes vacío inasible se torna infinito posible. El vacío que aterraba y replegaba al hombre primitivo, es anticipado por el infinito del hombre moderno que lo insta a desplegarse sobre la vastedad, una conciencia de expansión, religiosa-militar o política-económica. Este infinito además sublima lo corpóreo y permanente en categorías que establecen nexos con un allá imaginario e ideal para inspirar como modelo y difundir por medio de esta expansión, los imperios. Surge la cultura civilizadora que consiste básicamente en representar la naturaleza en categorías mentales arquetípicas, que dispuestas de una determinada manera, pueden constituirse en instrumento para ser salvado o liberado de las condiciones naturales por medio de un puente con el allá imaginario, donde el aquí particular se hace útil para tal propósito. El cuerpo así, de ser soporte presente, real y vacuo que recibe condiciones reveladas en signos desde lo incierto, creando despliegues de fuerzas impredecibles, se transforma en un conjunto de signos o potencias predeterminadas en un campo de pautas posibles de imaginar, el nuevo soporte de la armonía eficiente y la perfectibilidad, hacia el cual todo fluye y desde donde todo se sincroniza al compás de un mismo reloj para posicionarse lo más cerca posible del centro, poder y fama del escenario arbitrario, para dominar siendo referente de turno, para que la palabra que difundo desde lo mas alto y céntrico posible pueda ser verbo inmortal, discurso vigente y validado, por ende verdadero. Eso permiten las ciudades, soportes abstractos, campos de especulación. La búsqueda un ideal consciente para escapar de una noción inconsciente, amenazante, sin comunión. De ser parte de un lugar común ya dislocado, pasamos a ser parte de un campo de representaciones, que se mueven como puntos de un infinito que convergen al mismo punto de fuga. Surge un punto que nos conecta con el horizonte y el cielo, un otro anhelado que nos une y hace parte del imaginario, donde habita el yo mas cercano, el “ser necesario” que muestra un escenario libre, es el arquetipo inspirador, una musa seductora, un alter-ego, el gran arquitecto, el demiurgo agnóstico, el alma universal, Dios, Jehová, Júpiter, representaciones que se sitúan en el centro o arriba y anuncian el absoluto, la res extensa, el cielo, la gran ecuación, el sincronismo, el flujo, el cosmos. Pasando por India, Pakistán, Mesopotamia, Egipto, Israel, Grecia, se va consolidando este posible vínculo con la divinidad celeste que anuncia un cosmos que promete redimirnos de volver a la tierra como tierra, redimirnos para trascender, para poder evolucionar y ser ángeles sin sexo, andrógenos, sueño de la moda.
Sin embargo esta Divinidad también ha tenido sus contestatarios, que la llaman ilusión, espejismo-narciso, utopía, delirio, síndrome mesiánico, laberinto sofista, Pandora, Babel. Con contestatarios no me refiero a la inquisición, quienes liquidando el paganismo dieron lugar a que la ilustración instaurara su iluminismo, donde otra vez la antítesis de tiranía fundamentalista da lugar a la tesis democrática. Teseo reúne aldeas dispersas que persuade u obligo a la fuerza derribando las casas de consejo para formar la nación griega, concentrando la magistratura en Atenas, origen de la nueva ciudad democrática. Con esto se crea la aceptación de dioses comunes, por sobre los dioses tutelares de las tribus o familias, destruyendo así los soportes locales y extra-vertiendo los signos de poder en elementos de representación e identidad para con un colectivo mayor.
Roma ha sido uno de los más grandes retractores de esta ilusión, pero Galilea fue más hábil y se instaló en el centro de su imperio. A pesar de que el catolicismo tiene grandes influencias hebreas, primero ortodoxas y luego cabalistas, el paganismo romano, propio de todos los pueblos terrestres, permanece vivo en la cultura popular católica, en los países mediterráneos y luego en latino América a pesar de brutalidades de la corona y mimetismos jesuitas y masones. El puritanismo propio de ciertos países del norte de Europa, entro con mucha fuerza en forma de movimientos católicos conservadores y progresistas, durante la emancipación en las elites latinoamericanas, corrientes donde Dios no se revelaba en las fiestas sacramentales del pueblo, sino que se glorificaba por medio del trabajo. Las minas e industrias donde se crea mucha mas riqueza que en el campo, era dependiente de vanguardia tecnológica del norte, por su “knowhow” o cajas negras que se debió comprar.
Embriagarse, comer y bailar ante el fenómeno grupal de fiesta, sacrificios y ofrendas, actividades que compensaban la extracción y trabajo de la tierra, se sustituye por un ahorro de excedentes en una vida ascética y austera, una actitud previsora más allá de las condicionantes climáticas como a veces se argumenta, porque la fiesta, el goce y la ofrenda desbordada, que incluso fue práctica de pueblos nórdicos de climas extremos, tomaron forma de bajas pasiones, pecado y desperdicio. La distracción para esta nueva clase en cambio eran actividades puristas y sublimes: lectura, arte visual y música docta, contacto medido. La idea desde la escolástica, era el desarrollo de las artes liberales, actividad para la fantasía individual, cánones que explicitan dinámica especulativa, como el gótico que eleva hacia algo mental, individual, imaginario, no real de la “carne y vacuidad, donde el cuerpo era ahora una maquina perfectible a sincronizar con un plano elevado de las esferas celestes, ausente del contacto fortuito, donde dejaron de aparecer dioses, ángeles y demonios. Exalto un “yo” que sin encarnar en un aquí, anhela reencarnar o ver la vida eterna en un allá para ser su testigo y servidor, un estado de demencia, un síndrome mesiánico de creerse vocero de un ideal expansivo por el cual se debe renunciar, donde el apego al lugar querido se considera una categoría inferior, poco elevada, poco profunda, poco independiente.
Este ideal imaginario por lo tanto inspiraba la actividad humana a superarse y perfeccionar el hacer, lo que implicaba instrumentalizar el fenómeno natural, ciego y mecánico de acción por reacción, desarrollando la técnica y ciencia como medio para el cultivo y ejercicio de ese anhelo ideal imaginado, la nueva visión que anticipa y sustituye el mundo. Esto a lo largo creo en el planeta una brecha entre ambos hemisferios, una brecha tecnológica y económico, como también de fe y optimismo con respecto al orden urbano que acogía estas actividades. El norte hoy domina el sur porque en el norte existe fe y optimismo por la ciudad, en cambio en el sur, la ciudad despierta escepticismo y desconfianza. La realidad se hace insoportable y absurda con la industria y la ciudad moderna, al menos que la filosofía sobre la perfectibilidad para bien situarse, la utopía y el reino por venir, funcionen como imagen que atenué el sentimiento de ceguera y angustia. La flojera incomprendida por el ente de trabajo, es justamente el sentimiento honesto de hombres incapaces de entrar en sincronismo con otro ritmo, con esta nueva imaginación, que distorsiona y acelera el devenir que escapa del espacio visible en busca de un nuevo tiempo. La religión popular de religar cuerpos y crear contacto, se torna religión ilustrada, de imaginar armonía y un mundo utópico, que trabaja atomizado esperando el ideal que algún día vendrá, donde el sentido de la vida es un mundo por venir. La seudo elite de la culpa y prisionera del establishment se posiciona en el mundo por su cálculo de pequeño burgués, que teme ser relegada del estándar que dicta el gran burgués, la elite ya no es potencia encarnada que existe y se despliega heroica como en la antigüedad.
Para Nietzsche el deber o ley moral de Kant, tiene que ver con la conexión del concepto de “culpa” con presupuestos religiosos. Una relación de un acreedor Dios con un deudor hombre donde la pena a pagar nunca sea mayor a culpa sentida, la “pena eterna” opuesto a ateo que significa sin deuda. Este “pecado original” o “ falta de libertad de la voluntad” donde la existencia queda como no valiosa en sí, la antitesis, crea el deseo de la nada nihilista o el deseo de ser su opuesto, de ser un otro, alter-ego, tesis o nueva apuesta. Ese ser otro, existe eso sí en la dimensión de la fantasía, única dimensión de actividad de pensamiento dejada fuera de la nueva organización del aparato mental, donde permanece libre del mando de principio de la realidad y actúa como compensador de ella, es un tiempo imaginario elaborado por la nueva vanguardia artística. A lo largo de nuestra historia, esta dimensión de lo ideal, ha intentado persuadir lo popular, el folklore para que se entregue al arte universal, a cánones de composición y melodías que inducen a la búsqueda de esta salvación o liberación en el reino celestial de las esferas celestes y buscar la mejor posición o lugar dentro del mapa universal que comenzaba a constituirse en el nuevo referente para la especulación e imaginación. El artificio fáctico, aislado en un discontinuo, invita a lo natural a coexistir en su mismo ámbito para poderlo vaciar de sustancia. Es el momento en que los templos se abren y se transforman en sistemas sociales, en urbes modernas inspiradas en modelos clásicos, para acoger e inducir al hombre terrestre a la especulación y la búsqueda de la salvación liberadora. El bruto ante los ojos del discurso instaurado, se puede sofisticar e instruir siguiendo ciertas pautas, ciertos conductos regulares, ciertos cánones de composición, ciertos protocolos. La coexistencia del artificio y lo natural en un mismo abstracto, crea “El mundo invertido”. De cohabitar en un discontinuo a coexistir en un continuo, se invierte la polaridad de ambos mundos, la paradoja de un infinito consensuado, la torre de Babel, trabajo conjunto que pretendiendo llevar a todos al cielo crea la incomunicación en la tierra. La inercia corporal, gracias a la especulación que contempla sin recorrer, se convierte en el horizonte prioritario de la actividad humana. Lo que antes era incapacidad o falta de firmeza, hoy se ha transformado en símbolo de progreso y dominio del medio. Los templos se abren y llenan de luz y forma. Las aldeas de fuego se apagan y mecanizan, homogenizando la pequeña escala en grandes paños de monocultivo.
Al renacer lo clásico en Europa, los feudos o castillos aislados y cohesionados dispersos por todo el continente, por distintos motivos se fueron abriendo para ser lugar donde converge población que los habita de paso, sin arraigarse sino para intercambiar productos e información en plazas de mercado para mercaderes y letrados. Con este hecho la discontinuidad y conservación de signos que lentamente se revelaban en la complicidad intra-grupal afectiva y arraigada a los ciclos del lugar y la vida del reino, se transfiguran en signos de difusión y representación formal para el efectivo sincronismo intergrupal con las redes que comenzaban a reestablecerse, como antes la poli de la liga griega o la urbe de la legión romana, la eterna dialéctica que va ligando el mundo con un abrir y cerrar. Crear signos claros de representación de eficiente difusión para lograr posición relativa con respecto a otros, es el motivo e idea por la cual todos pueden pensar. Construir soportes que acojan y hagan factible tales representaciones con un mínimo de costo es el quid, el pero, las cajas negras de los países desarrollados, sea armamento o tecnología. La manera de tener mas tiempo para el ocio, es perder el menor tiempo en el negocio. Mientras mejor posición se tiene en el paradigma, menor es el esfuerzo realizado. Las tareas de abastecimiento, entre ellas la agricultura, deben tender al automatismo y ser ejecutada por esclavos remunerados. Donde el “proceso de estar ante el fenómeno vivo” se transforma en un “proceso perfectible” para servir de manera más eficiente al propósito celeste y no su origen terrestre, donde el hecho que se comprenda la posible utilidad de un fenómeno, hace creer que se ha comprendido la razón de su génesis, la cosa hecha objeto de...
La aspiración de comprender y sincronizar con el orden del cosmos, está presente en la filosofía y arte universal, que sistemáticamente ha construido el ámbito de la res extensa, lugar infinito capas de sostener toda imaginación y forma. Para ello los técnicos se esfuerzan en elaborar materiales capaces de plasmar estas representaciones y elaborar sistemas eficientes de producción, para sostener la creciente sofisticación en curso, de masas humanas que no tienen tiempo para el cultivo y trato onírico con la tierra, por estar buscando ventanas al cielo y sueños despiertos. El “fenómeno natural” se maneja en cajas negras. Lo que se puede entender ahora como rural, es utilizado por lo que se podría llamar lo urbano. No como una imposición física y distante como pudo haber sido en el antiguo cohabitar, sino como una ilusión que plantea la posibilidad de un armónico coexistir en un mismo ámbito. El ideal-global es la gran calumnia al mundo y todas las tierras. La eterna lucha de clases que se trata de ocultar, al elaborarse estrategias de participación y compromiso, donde una burguesía ilustrada es mantenida para preservar viva la ilusión de que el trabajo de la clase obrera es dignificante y no embrutecedor.
La inmigración del mundo rural a la ciudad, concentra y expande focos en la tierra, urbes que mientras más extensión tienen, más se atomizan los círculos inmediatos de sus habitantes, los barrios y en ellos las viviendas, de ser complejos sistemas de interacción grupal son hoy dormitorios de individuos solitarios y esperanzados en que vendrá algo mejor. El individuo sin referentes inmediatos, va estableciendo vinculo con un colectivo abstracto más que afectivo. Establece vinculo con una “idea” de colectivo, porque no olvidemos que la propuesta funcional de una ciudad surge como soporte de una búsqueda estilística que sea símbolo y mensaje para la humanidad, idea y valor cultural hacia lo global, impulso utópico transformador, una doctrina coherente del espacio edificado, para difundir doctrina en la opinión pública, hacerla adoptar por poderes públicos y velar por su aplicación. Por ejemplo la arquitectura moderna, probablemente la más difundida en el planeta en su “gran” etapa fue una “gran” idea, porque compuso y expuso hasta la extravagancia, dos mitos que publicitaba. Una combinación de: “Fantasía sobre la ciencia con su objetividad y Fantasía de la libertad con su humanidad.” Llevados desde el siglo XIX al XX a ser corporizados en edificios y planes reguladores. La ciencia progresista y la fantasía histórica han hecho expandirse por el planeta utopías, las cuales en el cine y medios de comunicación se convierten en supra-realidad, evitando muchas veces la visión real de las ciudades en que concretamente vivimos. El mundo rural ha sido invitado a abrir la caja de Pandora, entrar a este laberinto sofista. En este escenario supra-real, el individuo como autoconstrucción, puede prescindir de un lugar para ser “self made” y creer ir en busca de un ser interior, un templo en algún lugar adentro, un signo o noúmeno libre, donde los otros son ordenados desde un yo primero al cual se debe llegar, porque hay un infierno del cual debemos escapar. Pero el pensamiento no es algo interior, no existe fuera del mundo y fuera de los vocablos. La ciudad moderna posibilita la liberación del “yo mismo”, pero oculta la subyugación a lo sofisticado, a la trama compleja, al laberinto en perpetuo tránsito, saltos paradigmáticos, revoluciones agrarias, industriales o informáticas, que-hacer reducido a operaciones precisas y eficientes capaces de abrir escenarios diversos que lo cosmopolita ofrece. Eterno acto fallido de tocar lo perfecto y caer, pero tener el consuelo de creer que hubo un avance, un trabajo, una experiencia de acercamiento a ese ámbito anhelado en la distancia, que obvia y desprecia lo próximo, lo que en realidad ve. El hombre “esnob” es un producto urbano, obsesivo de la perfectibilidad de los procesos, en la economía de recurso y la potencialidad de sus signos de difusión, es un amante de la Cibernética.
Los medios más eficientes de transporte que reducen las distancias de los productos, la manipulación del material genético que alarga la vida útil de productos y los medios de difusión que informan sobre tales productos, hacen cada vez más factible el libre mercado y la globalización, donde la ciencia y tecnología va superando limitaciones físicas y espaciales de intercambio. Esto requiere sin embargo de un ordenamiento político que potencie aún más este fenómeno, los tratados de libre comercio. Pero los aranceles establecidos por políticas locales sin libre comercio, hacen relativo la posición de los lugares, anulando las distancias naturales de posible intercambio comercial, creando una situación relativista, donde el planeta se reduce prácticamente a una esfera de puntos neutros que existen relativos a un orden de especulación donde los medios le otorgan su jerarquía y valor. Control. La libre disposición de estos puntos neutros sobre esta res-extensa o grilla imaginaria, permite la anticipación por medio de campos de probabilidad. Individuos inducidos por el racionalismo a un campo imaginario que en la práctica tiende a anular e instrumentalizar el instinto local en pos de este nuevo paradigma mental en evolución, donde los medios de comunicación son “claves” desde las cuales la gran masa humana lee y construye su noción de mundo. En la especulación bursátil, esta el control del mundo, porque los individuos no son contenidos por un “soporte” local que aman, escuchan, miran y resguardan, sino “liberados” por medios de comunicación, radio, TV y ahora Internet, que dirige las miradas del mundo inducida a campos imaginarios que hacen de los lugares posibles focos de atracción y utilidad a partir de supuestos que se inventan, una especulación que anticipa la realidad. La relatividad universal sin lugares, que permite a ciertas entidades de poder, anticipar y sugerir miradas y anhelos que tiene prisionero y enfermo al mundo.
El ideal es una calumnia al mundo y a todas los lugares que permanecen al margen, es una suposición que anticipa el desenlace natural de la vida situándose en su centro. Por eso sólo hay vida en los márgenes o la vida es sólo posible en los márgenes sin centros. Que no se entienda “Estar al margen” como un reaccionar subyugado a los efectos que llegan del centro depredador, sino que por medio del fenómeno de exclusión que crea cohesión inmediata en comunión con lo propio, se revela la real existencia individual y se cierra la ilusión de un posible poder ser, vislumbrada y deliberadamente buscada en las ciudades o plataformas que llevan hacia el centro virtual del mundo, circulo sin centro o perímetro, que se torna una compleja estructura de intercambio y especulación, donde lo racional es definido o se sitúa en ella como pura expectativa de comportamientos cruzados en un sistema de interacción arbitrario. Cada cual configura su mapa, su red mental, la ciudad no es compartir una situación común y real, sino compartir una operatoria abstracta, un proceder con las mismas reglas en una matriz que da lugar a una diversidad de formas posibles, que luchan, que compiten por la mejor posición en esta dinámica por la vigencia imaginaria e irreal, la realización de un individuo sin nada que lo soporte o le sostenga la mirada desde el pasado.
La nueva ciudad se levanta imaginando el cielo y proyectándose al horizonte, la ciudad antigua se asentaba y arraigaba a la tierra y su propio centro, mirando desde allí el mundo. El distingo entre ciudad y estado no existe en el mundo precolombino y cada centro constituía por sí solo un reducido estado. El estado nace a la luz del derecho influenciado por la vastedad de un espacio territorial imaginado y representado en cartografía, que tendía a escaparse a la abstracción de los conceptos, leyes, sistemas de ordenamiento e instrumentos de planificación. Al crearse un sistema que estructurara tal intensidad se pierde la escala. La idea de construcción de artificios permanece con el tiempo, pero los constructores de templos, se convierten en constructores de sistemas en el plano social. El oficio de revelar con la mirada una gramática intra-grupal, se hace elaboración de imaginar un discurso de difusión intergrupal, un “master-plan”. El lugar sagrado que encarnaba dioses y evocaba a los abuelos, es hoy plataforma útil para proyectarse en la utopía global o elevarse al reino de los cielos, donde el pasado se esconde y automatiza en cajas negras que sirven al futuro y su supuesto ideal por venir. El imperialismo actual, somete seductoramente, en vez de expandir como antes sus fronteras con recurso militar, instala en otros países empresas multinacionales, prometiendo progreso e invitando a una asociatividad absurda, de la cual los políticos acomodados hacen una apología. La fantasía se hace poderosa en la nueva elite invertida y la mirada al mundo se pierde.
El lugar por el cual las comunidades antiguas daban su vida, ya no existe en ninguna parte, ese extraño vinculo visceral de ciertas etnias por un cierto territorio, desaparece cuando los templos se abrieron e invitaron a los muchos a ser participes de un orden ajeno a la tierra, un orden de artificios frágiles y formales, incapaces de revelar el misterio que se encarna en cada lugar y hacer de todas las tierras. Pero como dice el título y ahora el final: “Antropófagos de la urbe, a pesar de todo, las tierras aún respiran.”
Agradecimientos
A mis abuelos, cardinales del tiempo. A mis padres, polos de pasión. A mi mujer, sol interior de mi tierra.
miércoles, diciembre 20, 2006
ANTROPÓFAGO URBANO: LA TIERRA AÚN RESPIRA
Publicadas por PALOBLANCO-CAJANEGRA a la/s 12:27 p. m.
Etiquetas: IDENTIDAD
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