lunes, marzo 10, 2014

La filosofía analítica que vuelve a la continental.





Morris Berman, expone al final del último libro de la trilogía: Historia de la Conciencia, cuatro tradiciones, desarrolladas por el autor a modo de ejemplificar los cambios de postura intelectual desarrollados por el filósofo L. Wittgenstein a lo largo de su vida.

Uno de los pilares  de la tesis de Berman tiene relación al libro escrito por Ray Monk, quien muestra un Wittgenstein que replantea su primera visión, pilar de la filosofía analítica, volviendo de algún modo  a la filosofía continental. La filosofía analítica fue una manera de purgar el afecto, deseo o pasión del empirismo planteado por David Hume, para instrumentalizar un aparato de necesidad liberal en la línea de John Rawls o el mismo Adam Smith. Por otra parte la filosofía continental  ha sido un intento de desenmascarar el racionalismo platónico. Si bien el propio Deleuze hizo una fuerte omisión  de referirse al trabajo de Wittgenstein en su serie de entrevistas del abecedario, basa esta crítica en un Wittgenstein temprano y su obra el Tractatus. 

Berman plantea un gráfico de cuatro tradiciones, donde establece ciertos tránsitos entre estas, refiriéndose a un Wittgenstein temprano y uno tardío. El gráfico además acusa una estructura que resume en cierta medida la trilogía, indicando  los tránsitos y posiciones de otros autores mencionados a lo largo del relato. Estos tránsitos señalan la posible movilidad entre dimensiones paralelas a un paradigma imperante que Berman define como la tradición dominante. Esta primera tradición dice, se ha  instalado como la gran verdad o paradigma, anulando según el autor  las otras tres tradiciones que llama contra-tradiciones.

El gráfico constituye una manera de revisar los límites de esta tradición dominante, sin expandirla como un paradigma holístico inclusivo de más perspectivas o puntos de vista, sino  relativizarlo respecto a un universo mayor inconmensurable de otras tres tradiciones, verdaderas dimensiones paralelas al universo imperante, que si bien son ocultadas, según el autor viven latentes hasta hoy  en el mundo. La trilogía puede ser entendida como un intento de desdibujar este prisma unificador de alineamiento colectivo, de manera que su porosidad, permita la emergencia de tradiciones paralelas, lo que indicamos anteriormente no significa perspectivas o puntos de vista útiles a este paradigma unificador.

En la tradición dominante las formas subyacentes en los fenómenos observados, siempre se expresaban en términos teleológicos, lo que significa movidos por un propósito o causa final. Este nuevo paradigma de la tradición dominante más que científico práctico es filosófico mental: construyendo un espacio mental matemático y geométrico. El control del medio ambiente por medios mecánicos, es casi tan antiguo como el homo sapiens mismo, pero la elevación de este control a un nivel filosófico, fue un paso sin precedentes en la historia del pensamiento humano señala el autor.

Sostiene Berman que la tradición dominante se origina de la primera de las tres contra-tradiciones, la contra-tradición uno asociada al viaje hermético del alma. Las doctrinas esotéricas fueron decisivas para la aparición de esta nueva cosmovisión científica, la tradición ocultista artesanal condujo al método experimental de la ciencia moderna. Llama a ambas verticales, ya que tanto a la magia ocultista como la ciencia moderna buscan manipular con ciertas herramientas el poder de la naturaleza y el cuerpo, para trascender su vacío como amenaza, y situarlo como representación sobre un “espacio mental metafórico”. Berman dice que la historia oculta de occidente es una historia somática, de un cuerpo alineado a este  paradigma reduccionista  de la locura unificadora en busca de una misma causa final. Zoroastrismo mesiánico.

Sin embargo, esta ideología del viaje hermético del alma es según el autor lo que ha sacado al núcleo somático de escena, pero indica que un buen anclaje somático nos puede permitir abrazar una ideología, sin sentir por ello validada la existencia. Así la contra-tradición dos habla de un cuerpo sin necesidad de ascenso sino un cuerpo encarnado en el mundo, fundamental para el encuentro con lo que Berman llama la paradoja o contra-tradición tres. Estas dos últimas contra-tradiciones Berman las llama horizontales, son de alguna manera complementarias ya que la inmersión y encarnación en el mundo permite la emergencia de la paradoja. “Una fenomenología de los hechos físicos con un cierto marco de referencia que les otorga significado”, observó Wittgenstein. Este marco tiene relación a “como” la mente retiene o no, y no lo que retiene; tiene relación con su proceso en tránsito y no su paradigma, con su itinerario y no su mapa o territorio.  Tiene relación a estar en la experiencia de la paradoja de la vida y no hacer por la revelación de un paradigma salvador mas allá de la vida.




CUADRO ORIGINAL DEL LIBRO: 

 



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