EL SOL QUE NO TODOS CONOCEMOS

SOL

Cuando imagino el sol que todos conocemos para escaparme de la pesadez de mi cuerpo, olvido el sol que pocos conocemos, el que emerge invisible de mis entrañas, invitado por las aguas de la luna que ascienden por mi sangre hasta inundarme en un sueño, cuando el sol que todos conocemos ya no esta y nos queda tan sólo la ilusión de querer imaginarlo para ignorar que se ha ido, para dormir en su paz sin ocaso posible.

Si todo esta bien en este espacio ya oscuro y vacío, sin sol en la mente eterna y enferma, me he vuelto a enamorar del tiempo, y sentiré al otro día otro sol que todos desconocemos, jugaré entre sus luces y sombras y trataré de no imaginarlo presente, para que su imagen no pueda anticipar su calor que discontinúa cada acto de mis pasos, diluiré esa torpe imagen que nunca lo extraña y siente apuros de perderlo antes que llegue la noche y no este… ese sol que todos conocemos y no quiere que dejemos nunca de imaginarlo.

Pero si el sol se va por una cordillera para renacer por otra, ¿Conocemos todos el mismo sol?

Eso es lo que quiere, hacermos creer que su universalidad, es la que le da paz al mundo. Que mentira. No quiere que nos pisemos la cola, pero si que sigamos dando vueltas en circulo... infinitamente.